Contra el cortoplacismo en los mercados financieros

Judith Samuelson, Directora del Business and Society’s Program del Aspen Institute, publicó hace unos días en el Huffington Post una breve entrada sobre «Putting and end to the default practice of short-term earnings guidance» (aquí, en inglés), criticando, una vez más, la costumbre de publicar trimestralmente los resultados de las empresas para que los analistas financieros digan si les parece bien o no y, de este modo, conviertan esos resultados en un éxito o fracaso en la bolsa. No es un tema nuevo, desde luego, pero vale la pena insistir en él.

Samuelson señala quiénes son los ganadores de esa práctica: los canales de noticias de negocios en la prensa y la televisión, y los analistas financieros, cuyos incentivos económicos tienen que ver con el volumen de ventas que provocan. Por eso «ambos buscan historias para vender cada 90 días». Y censura la práctica por razones ya conocidas: da alas a la especulación, genera incentivos perversos en los directivos (más preocupados por la cotización de las acciones a corto plazo que por el futuro de la empresa) y no genera la información que necesitan los verdaderos inversores a largo plazo (información relacionada con las inversiones y las estrategias a largo plazo).

Samuelson señala que la información tendría que tener en cuenta los distintos tipos de accionistas y sus intereses, que no son los mismos cuando se está especulando con el precio de las acciones a corto plazo que cuando se está colocando un dinero en la empresa a largo plazo para hacerlo crecer con menor riesgo.

2 thoughts on “Contra el cortoplacismo en los mercados financieros

  1. Antonio, no puedo estar más de acuerdo contigo.
    Los medios de comunicación, prensa e informes de analistas de compañías que cotizan no hacen más que poner nerviosos a los inversores y fomentar la especulación.
    Suelo recomendar a los inversores que no quieran ver el resultado de sus inversiones a corto plazo pero el nerviosismo provocado por los Media les fomenta evaluarlas en pocos meses, impulsandoles a dar ordenes de venta precipitadas con rentabilidades negativas cuando sus rentabilidades a tres/cinco años son excelentes.

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