Oro y finanzas, diario digital del mercado del oro me hizo una entrevista días atrás (aquí), sobre el dinero y la política monetaria. Les agradezco la atención y la oportunidad de pararme a reflexionar sobre estas cuestiones que, lo reconozco, el día a día no me deja considerar con suficiente calma. De lo que dije allí recojo un par de comentarios:
- Ha habido demasiado fundamentalismo en el diseño y la implementación de la política monetaria en las últimas décadas. Por ejemplo, al fijarnos en la inflación como “la” variable clave para la política monetaria; esto estaba justificado en los años en que se diseñó el Banco Central Europeo, pero me parece que ahora nos fijaríamos en otras cosas. Otro ejemplo: el descuido del crédito, como canal principal de transmisión de la política monetaria: si hubiésemos sido más cuidadosos, habríamos descubierto antes los excesos que acabaron provocando la crisis. Un ejemplo más: la sumisión de la política monetaria a la reacción de los mercados, cuando, por ejemplo, pedimos que el banco central sea claro en sus expectativas y en sus intenciones, porque eso es lo que tranquiliza a los mercados. Esto supone que los mercados son eficientes siempre… lo que no parece compatible con la crisis que sufrimos.
- “Para el que tiene un martillo, todos los problemas se vuelven clavos”, dice un refrán. Los instrumentos [de la política monetaria] son eso, instrumentos, y tienen la importancia que tienen, no más. La Regla de Taylor, por ejemplo, sirve para predecir si la política monetaria es demasiado expansiva o contractiva, pero no es la única variable a considerar, entre otras razones porque reduce toda la política monetaria a un tipo de interés, lo cual es una simplificación, y olvida, por ejemplo, el impacto que la estructura temporal de tipos de interés tiene en las decisiones de inversión, como ha recordado la tradición austríaca. Es interesante observar que esos instrumentos no suelen ser explícitos en las decisiones de los bancos centrales, sino que están en sus servicios de estudios y en los servicios de estudios de las entidades financieras que son los “clientes” de los bancos centrales. O sea, los gestores del banco central no están necesariamente atados a esos instrumentos –aunque a veces sí lo están, claro, y eso crea problemas. Me parece que un poco más de humildad por parte de los gestores de la política monetaria (y de sus expertos) vendría bien…
- Sin duda están cambiando otras cosas, y esto nos obligará a repensar nuestros modelos. Por ejemplo: si un banco es un intermediario entre el ahorro (depósitos) y la inversión (créditos), ¿qué entidad son esos bancos que vemos ahora que reciben financiación del banco central y la colocan en deuda pública o en depósitos en el mismo banco central? De acuerdo, este parece ser un problema transitorio, pero, ¿cómo serán los bancos en el futuro? Otro ejemplo: la manera de hacer política monetaria que estamos observando desde 2008 tiene muy poco que ver con la que se venía practicando en años anteriores. ¿Cómo será la política monetaria futura? Me parece que ahora estamos solo empezando a preguntarnos por este tipo de cuestiones.