Una visión optimista de la economía

Optimista y no ideológica, al menos porque a la autora, Elinor Ostrom, le dieron el (mal llamado) premio Nobel de Economía en 2009. Ostrom estudió los dilemas sociales, como la famosa «tragedia de los comunes«. El lector recordará que esa tragedia, explicada por vez primera por Garrett Hardin en 1968, presenta el problema al que se enfrentan los ganaderos que llevan sus ovejas a pastar en una parcela de propiedad pública. El bienestar del conjunto exige que no agoten la hierba, porque entonces todos saldrán perdiendo, pero el interés de cada uno es añadir una oveja más, porque esto aumenta su beneficio privado, mientras que reparte el coste entre todos –y así hasta que todos son perjudicados. Problemas como este son frecuentes en muchos ámbitos, y tienen dos soluciones extremas: la propiedad pública de la parcela, que deje en manos de las autoridades al control del número de ovejas que se permite que pasten allí, o la propiedad privada, que dé al propietario el derecho a limitar el número de ovejas.

El problema es real, pero Ostrom se oponía a esta manera de verlo: los seres humanos tenemos la capacidad de escapar de dilemas como el que he mencionado. Para ello, aconsejaba enfrentarnos con la realidad, no con un modelo teórico como el de Hardin –huir de la miopía que introduce el pensar en términos de un modelo, por perfecto que este sea: la realidad nunca es del tipo «o esto, o lo otro». Y desarrollar soluciones sistemáticas, basadas en el aprendizaje evolucionario inspirado en diversas disciplinas, no solo la economía.

Ostrom venía a decir que, ante un problema, si la gente se sienta a discutirlo y tratar de entenderlo, aportando cada uno su punto de vista; si se ponen a buscar soluciones, contando con las ideas de los demás; y a tratar de entender cómo pensarán los agentes ante diversas soluciones alternativas, cómo irán aprendiendo, qué nos diría de esto un psicológo, un sociólogo, un economista o un experto en ciencia política, etc., será fácil encontrar soluciones que tengan ventajas para todos.

Sería bueno, pienso yo, que utilizásemos estas ideas a la hora de estudiar problemas complejos, de esos que nos llevan a la conclusión de que «no hay otro remedio que hacer tal cosa». Y esto vale para la crisis de los bancos, el cambio climático, la reforma de las pensiones o la de la administración pública.

3 thoughts on “Una visión optimista de la economía

  1. Creo que Ostrom estaba aludiendo a lo que hoy entendemos por Mediación, con mayúsculas, como herramienta para la resolución alternativa y más humana de los comflictos.
    Una nueva y a la vez ancestral cultura en que todos libremente aportan su voluntad de llegar a un acuerdo ante cualquier conflicto, con el espíritu del tan cantado ‘win to win’. pero
    que pocos quieren entender y menos aplicar.
    Qué pena que la Mediación sea todavía tan menospreciada o desconocida especialmente en el mundo de los negocios.
    Después de más de un cuarto de siglo predicando la Mediación en España, parece que algunos jueces ya se han dado cuenta de que hay que intentar que la gente intente llegar amigablemente a un acuerdo antes de acudir a los tribunales.
    Está muy bien, pero los argumentos principales para mandar a Mediación son el ahorro de costes, de tiempo y el aligerar de legajos a los tribunales, Importante, pero lo bonito sería además que el principal argumento a tener en cuenta fuera el contenido moral que transpira una Mediación.
    El acabar estrechándose la mano.
    Saludos.

    1. No olvides que los pleitos dan trabajo a muchos (abogados), y la mediación no. Esto puede explicar, al menos en parte, el menor desarrollo de la mediación.

  2. Las interrelaciones son la clave. Qué líneas maestras estas que nos trasmite en su blog profesor Argandoña. Pero no hay que olvidar los números del caso, la moneda o dinero; que es como «la mano de la sociedad» dice el profesor Martínez Echevarría. El dinero es un número y como tal, es una generalidad hipotetizada de lo real (eso es el logos matemático, según LP) que debe aplicarse según ciertas reglas, en este caso según las reglas económicas. Pero los números y las reglas matemáticas valen como hipótesis que hacemos de la realidad económica. No hay que hacerse ilusiones. Así de compleja es la cosa y si queremos seguir usando el dinero para entendernos, tenemos que recurrir a los números que se caracterizan por ser dinámicos.

Comments are closed.