Aprendamos a poner orden en nuestra vida

No he podido resistir la tentación de copiar un poema que publica el profesor Manuel Casado en Nuestro Tiempo, número de invierno de 2020, en un artículo titulado «Más poesía y menos Prozac» (aquí). El poema es de la Nobel polaca Wyslawa Szymborska y se titula «Prospecto» (traducción de A. Murcia):

Soy un tranquilizante.

Funciono en casa,

soy eficaz en la oficina, 

me presento en los exámenes, 

comparezco ante los tribunales, 

pego cuidadosamente las tazas rotas: 

solo tienes que tomarme,

disolverme bajo la lengua, 

tragarme, 

solo tienes que beber un poco de agua.

 

Sé qué hacer con la desgracia, 

cómo sobrellevar una mala noticia, 

disminuir la injusticia, 

iluminar la ausencia de Dios, 

escoger un sombrero de luto que quede bien 

    con una cara. 

A qué esperas, 

confía en la piedad química. 

 

Eres todavía un hombre (una mujer) joven, 

deberías sentar la cabeza de algún modo. 

¿Quién ha dicho 

que la vida hay que vivirla arriesgadamente?

Entrégame tu abismo, 

lo cubriré de sueño, 

me estarás agradecido (agradecida) 

por haber caído de pie. 

 

Véndeme tu alma.

No habrá más comprador. 

 

Ya no hay otro demonio.

 

Casado escribe: «El frenesí del consumo y la obsesión por el éxito, más que colmarnos, parecen producir frustración y sentimiento de vacío, de aburrimiento, de desencanto. Esa es hoy la pobreza y miseria más extendida y radical en nuestras latitudes: la falta de sentido

Y, como siempre hablo de las empresas, me puse a considerar cuánta responsabilidad tienen en esa vida vacía de tantas personas, que necesitan psicofármacos para sobrevivir. Porque a las empresas dedicamos un tercio de nuestra vida laboral y, a menudo, nuestras mejores capacidades e ilusiones, aunque sean unas ilusiones equivocadas. El lector ya se habrá dado cuenta de que, en las últimas semanas, vuelvo una vez y otra a la empresa como comunidad de personas. Y me pregunto si funciona como tal comunidad de personas que se alían con otras personas para servir a otras personas, dando un sentido a su vida que les aleje del «prospecto» que he reproducido antes…

4 thoughts on “Aprendamos a poner orden en nuestra vida

  1. Querido Profesor, casi me da una taquicardia al leer el poema de la Nobel polaca. Y me ha venido al pensamiento el gran Dr. Viktor Frankl con su magnífico libro El hombre en busca de sentido, el sentido de la vida en realidad. Creo que su lectura ayudaría a muchas personas a dejar de tomar psicofármacos.
    Muchas gracias.

  2. Afortunados los que tienen esta clase de problemas en el mundo laboral y no tienen que ir cada semana a recoger una caritativa bolsa de comida a Cáritas.

  3. Estimado Antonio, como siempre muy interesante. Bajo mi punto de vista además de poner orden hay que transformar la vida. La vida es nuestra riqueza y alcanza el mayor valor en el nacimiento y poco a poco vamos perdiendo la riqueza de la vida. Es importante, transfomar la riqueza de la vida, en la riqueza de nuestra familia y seres queridos, la riqueza de la experiencia y el conocimento, la riqueza de nuestras obras y aportaciones…

    Saludos,

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