Aquellos polvos traen estos lodos

Los múltiples comentarios aportados al anterior post «Family first or business first» nos llevan directamente a otra cuestión de vital importancia en las familias en general y en las familias empresarias en particular: La educación de los hijos.

Educación entendida en sentido amplio, como lo define la R.A.E., es decir, no centrándose en facilitar el acceso al conocimiento, sino impartiendo doctrina, es decir transmitiendo una serie de ideas, valores y creencias acerca de cómo afrontar las situaciones que se puedan presentar en el devenir de la vida.

El mejor legado que una familia puede dejar a la siguiente generación es una sólida educación. Por supuesto hay muy honrosas excepciones, pero no es extraño ver situaciones en las cuales los miembros de la siguiente generación «trabajan en casa» porque el mercado no les ofrecería un sueldo y posición similar.

Sin caer en el extremo de creer que las cosas hay que dejárselas todas al mercado, es bueno utilizar el mercado laboral como punto de referencia y preguntarse si nuestros hijos ocuparían posiciones similares en empresas que no fuesen nuestras.

Es tan simple (y tan difícil a la vez) como hacerse aquella pegunta que recomendaba Peter Drucker relativa a nuestra propia empresa. La pregunta era la siguiente: ¿Si esta empresa no fuera mía invertiría en ella? Si la respuesta es no, empiece a actuar de inmediato, recomendaba el famoso gurú del management. Si cuando la decisión afecta  a la empresa es difícil de llevar a cabo, cuando afecta a un familiar se me antoja harto complicada.

6 thoughts on “Aquellos polvos traen estos lodos

  1. Totalmente de acuerdo con usted, profesor: El mejor legado es la educación.

    En cuanto a la formación, es obvio la cantidad de oportunidades que la Empresa familiar puede ofrecer; no sólo por el tema (poder) económico que suele asociarse a la Empresa, sino por la red de contactos que aporta y que puede ayudar a que sean admitidos en las mejores colegios, escuelas de negocios, universidades, coachs, mentores, etc.

    En lo que respecta a la “trasmisión de ideas, valores y creencias” , me quedo con una frase que le oí decir en una clase (y que trato de recordar todos los días): “… los valores no se enseñan, se contagian –como la gripe”. La familia sólo debe crear el ambiente adecuado para que ese virus pueda trasmitirse (qué pena que no llegue a pandemia en algunos casos…). El problema es que a veces los virus mutan y, puede que por eso, termine –sin ánimo de criticar y desconociendo totalmente el tema- realizándose la junta general en un automóvil… Toquemos madera, pues puede que algún día lo veamos también nosotros (desde dentro del coche o, lo que es peor, desde fuera).

    Drucker tiene razón, pero conozco algún empresario de éxito que sólo invertiría en sus empresas o dicho de otro modo, que nunca invertiría en una empresa que no fuese suya.

    Un saludo, profesor.

  2. Genial Peter Drucker.
    Pero, lo extrapolamos a la familia, si no fuera mi familia invertiría en ella.
    Sí, la familia es para siempre. Por ello tenemos que invertir siempre; educar a los niños desde el principio; porque luego cuando crecen tienen otros paradigmas, promovidos por las amistades.
    Ya poco podemos hacer, pero si la labor se hizo bien, los resultados serán más factibles.

  3. Hola 🙂 creo que más que una verdad o un modelo, cada empresa debe encontrar el suyo propio. Está claro que los modelos de referencia nos sirven como guia. Luego…aplicar el menos comun de los sentidos 🙂
    Ah! que tal una educación en conocerse a uno mismo? Suele venir bastante bien.

    salu2!

  4. Saludos estimado Profesor Tappies, si bien la educación obtenida en el hogar se nutre de los valores que cada miembro de la pareja aporta además de las relaciones familiares propias y extensa, los herederos de un negocio familiar deberían seguir una formación propia de los hombres y mujeres de su generación, a la usanza de cada sociedad. Sería conveniente que un heredero por denominarlo así, trabaje en las áreas por la cual se sienta atraído y desarrolle experiencias significativas, luego si decide trabajar con la empresa de la familia, esa sería una elección más en su proyecto de vida, me gustaría hacer énfasis en que una empresa familiar no es una monarquía ni tampoco un convento; es un negocio por lo que sus directivos deben estar expuestos a diversas experticias, bien sea en capital humano, financiera, mercadeo, operaciones, logística e innovación, relaciones con el entorno, atentos a las oportunidades de crecimiento locales o globales. Saludos cordiales, Carlos Lee

  5. Este punto, según mi humilde entender, se ve reflejado en la profesionalización de los familiares vinculados de un modo u otro con la empresa (sean accionistas internos o externos). Y por su puesto, de manera muy clara en los familiares que dirigen la empresa.
    Coincido totalmente con el acercamiento a la objetividad que no da hacer referencia al mercado y al postulado de Druker.
    En gran medida considero que esto tiene que ver mucho con el ejemplo que el fundador da a sus hijos. Estos, cuando son pequeños, observan y escuchan a los padres cómo disfrutan o despotrican sobre la empresa. Ni qué decir si el padre, por “culpa de la empresa”, tiene un infarto.
    Por lo tanto ser orgánico, demostrar a los hijos coherencia entre lo que se dice y lo que se vive, ser ejemplo de austeridad y esfuerzo, hacer participar a los hijos de pequeños sacrificios para que entiendan que cada cosa tiene un valor (que no es lo mismo que precio) y que a las cosas hay que ganárselas, etc., etc., son cuestiones que no se aprenden (porque es imposible enseñarlas) en ninguna universidad del mundo.
    Ese espíritu es que hará que los hijos comprendan la importancia de un estudio universitario, de profesionalizar la empresa cuando les toque dirigirla, ocuparse seriamente de hacerla crecer.
    Esta EDUCACIÓN en los valores y en ese espíritu no recibe un certificado de finalización de escolaridad, porque se trata de una cultura que deberá traspasarse de generación en generación, ni más ni menos que a partir del ejemplo del fundador.
    Un gran saludo para cada uno de ustedes…
    Ceferino de Argentina

    1. Mis saludos al Profesor Tapies tambien.
      Estoy muy de acuerdo con lo que dice Ceferino , agregaria que la experiencia de trabajo en otra empresa ( que no sea la familiar ) de los integrantes de las siguientes generaciones es parte de esa educacion que queremos darle a nuestros hijos y me parece que ayuda…. y mucho. «Esas ideas, valores y creencias», que habla el articulo, evidentemente se las vamos a dar los padres (a nuestros hijos ). Nos compete ampliamente , no las podemos delegar .
      Saluda Josefina desde Uruguay

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