“Sábete Sancho que ningún hombre es más que otro, si no hace más que otro” Para hacer más que otro, uno primero ha de aprenderlo.
¿Qué hay que aprender para ser un buen empresario? En mi opinión hay que desarrollarse en tres grupos de saberes: los conocimientos, las actitudes y los valores. Los conocimientos se pueden aprender en la universidad y en las escuelas de dirección, pero para aprender a hacer de empresario hace falta una determinada actitud y unos valores. En mi opinión, el mejor entorno que uno podría desear para el desarrollo de estas dos cualidades es el que ofrece la propia Familia Empresaria.
Es el núcleo donde se forjan los valores como el esfuerzo, trabajo y espíritu emprendedor. Los valores intrínsecos a toda Familia Empresaria. Es el entorno idóneo para familiarizarse con los procesos, las satisfacciones y las dificultades que día a día afronta la generación a cargo de la empresa. Y si los miembros de la generación en el poder tienen la capacidad de estimular la voluntad, imaginación, creatividad y el interés en la próxima generación, la continuidad está garantizada.
En una más que elocuente presentación, que vimos en el post anterior, Mariano Puig, nos explicó que para él y sus hermanos fue muy útil pasar por la universidad, escuelas de negocio, seminarios, pero no menos útil fue la mesa del comedor de casa. Donde su padre les hablaba de su día a día, de sus éxitos, de sus fracasos, de todo lo que sucedía en la compañía. “Nacía en nosotros la voluntad, de algún día ser nosotros empresarios.”, explicaba don Mariano.
Estos son los principios básicos del aprender a hacer en el hacer de empresario. La voluntad es algo propio de cada uno. Aprender a ejercerla requiere un proceso en el cual la confianza es clave. “Me alegra que me hagas esta pregunta” – sería la actitud que genere la confianza en la siguiente generación y “Gracias por darme la oportunidad de aprender a hacer”, sería la respuesta. Es bien sabido que la mejor manera, por no decir la única, de enseñar las cosas importantes en la vida es a través del ejemplo y la condición sine qua non para aprenderlas es querer aprenderlas. De ambas partes dependerá el éxito o fracaso del proceso.
En tu opinión: ¿Qué hay que aprender para ser un buen empresario?
En el próximo post hablamos de la segunda etapa del verbo Hacer.
Josep Tàpies es el titular de la Cátedra de Empresa Familiar del IESE y Profesor emérito del Departamento de Dirección Estratégica del IESE.
Yo no tengo duda que es asi! Yo he nascido en una Empresa familiar, tenia 8 años quando he empezado a aprender a hacer, y nunca mas he parado, yo queria aprender a hacer todo lo que mis padres hacian, a los 14 ya estaba en la oficina organizando los papeles de la empresa. He seguido mis estudios en administracion y sigo el negocio de mis padres, con la experiencia que he tenido al largo de toda mi infancia y juventude, de las dificuldades que es un negocio, he percibido que hay trabajar mucho, pero tambien el equipo tien que estar contigo para que el esfuerzo no sea solo de tu lado, pero de um conjunto de personas. Vuestros comentarios son muy importantes para quien parte a la aventura de ser empresario!!
Muchas gracias Elisabete,
Aprender a hacer es un proceso interminable y sobre todo en una Familia Empresaria, donde las dinámicas constantes entre los tres círculos: empresa/familia y propiedad, impulsan a dotarse de conocimientos que generen respuestas a las múltiples preguntas, retos y desafíos. Todo ello sin perder de vista en ningun momento si uno está utilizando el sombrero de empresa, el de familia o el de propiedad, porque cuando una persona tiene que usar mas de un sombrero a la vez, la probabldad de entrar en confusión es alta.
Saludos,
Josep
Estimados: desde mi experiencia y rescatando todo lo dicho, el acercamiento generacional tiene como principal ingrediente el acompañamiento en tiempo real, es decir, que los que saben les abran espacio a los que deben aprender a hacer para que lo hagan, no solo compartiendo las experiencias, sino realizándolas juntos. Yo en este caso, en un proceso de protocolo, uso mucho como punto de partida la visión compartida, eso facilita los canales de comunicación dado que tanto el que sabe como el que se quiere acercar ven que van para el mismo horizonte, por supuesto siempre compartiendo valores. Saludos. Cristina
Estimada Cristina, la visión compartida es de las primeras condiciones para que un proyecto empresarial, llevado a cabo por una familia o cualquier otro tipo de organización humana, pudiese funcionar y tener éxito. Y como bien apuntas, la comunicación es una de las claves. Pero la condición clave previa a la comunicación es algo que en IESE hemos dedicado mucha importancia e investigación; es el Buen Clima Familiar.
La comunicación abierta y la adaptabilidad son dos aspectos clave para crear un buen clima familiar. Pero solo con eso no basta: para crear un clima de compromiso en la empresa es indispensable que quien está al frente cuente con suficiente autoridad. Autoridad, y no solo poder, que no son lo mismo.
Saludos,
Josep
Muy buen post. Creo que para ser buen fraile (empresario) hay que aprender además a ser antes buen cocinero (empleado) y a ser posible bregarse en el día a día en otras empresas, sin que te allanen el camino…
Muchas gracias Miguel Ángel,
Ciertamente el arte de la buena cocina puede emplearse de buena manera en la elaboración de las delicias que pueden ser proyectos empresariales cuyas recetas trasciendan de generación en generación.
Josep
Estimado Joaquin, la metafora del buen torero me parece muy apropiada para definir el proceso de aprendizaje. Es cierto que sin el coraje no se puede ser un buen torero, y para conseguir la maestría en cualquier aprendizaje que deseamos que esté integro con el sistema de creencias y valores, la humildad es algo tan básico como el coraje.
Me parece que el primer valor que la familia empresaria debe saber transmitir es la humildad. Es cierto que vivir los valores empresariales desde el desayuno a la cena, de lunes a domingo es un curso presencial que aporta las herramientas más necesarias para el futuro empresario. Ahora bien, ver los toros desde la barrera (aunque sea en primera fila y muy cerquita del riesgo) no asegura que el espectador vaya a ser buen torero. Qué más es necesario? Que aprenda a torear. Y para aprender, hace falta querer aprender, lo que implica reconocer que se necesita aprender. Ese ejercicio de humildad que el empresario familiar de primera generación ha aprobado con nota, tiene que enseñarlo a la siguiente generación. Sin esa humildad, será difícil que el vínculo de confianza mutua entre el sucesor y sus colaboradores se consolide
Joaquín,
La cohesión y la voluntad de compromiso hacia una idea empresarial con la intención de dejarlo como legado a las siguientes generaciones, solo puede hacerse a través de la cultura y de los valores. Y uno de los valores supremos es la humildad.
Josep
Eso es lo que hace falta en la educacion de hoy en dia,en la escuela no te estimulan a ser empresario,no te estimulan a intentar ser alguien,a hacer realidad tus sueños,es mas,la mayoria no tiene ni sueños que cumplir,a medida que van creciendo,los sueños que tienen de niños se van desvaneciendo.En las escuelas deberian estimular y potenciar el ser que llevamos dentro,y enseñarnos el gran poder que tiene la fuerza de voluntad y a no permitir que nadie nos diga que no podemos hacer algo.
Uno es lo que se propone….
Gracias Enrique por tu aportación.
Creer en tus propias capacidades es un buen ejercicio para cumplir y aprovechar las oportunidades que la vida constantemente nos depara.
Y una parte muy importante de este proceso es el aprendizaje, en todos los entornos de nuestra experiencia vital, que nos nutra de confianza y valor para afrontar “lo imposible”.
Saludos,
Josep