Dejando huella

Una de las principales características de los líderes es que dejan una huella inconfundible. En las empresas familiares la figura del líder es comúnmente asociada a los fundadores, pero para que la empresa tenga la continuidad garantizada, la clave está en encontrar el líder, o el equipo líder, en cada generación. Una vez hecho, es el deber del predecesor dejar hacer (algo de los que ya habíamos hablado en el post Dejar hacer).

Benetton, una gran empresa familiar italiana es un excelente ejemplo para ilustrarlo. El pasado 29 de septiembre, en  Expansión fue publicada una interesante entrevista con Alessandro Benetton, el sucesor del emblemático Luciano, su padre y fundador de la empresa textil.

Previo a asumir el liderazgo de la empresa familiar el empresario italiano, que cuenta hoy 48 años, ya había logrado tener una exitosa carrera en los negocios. Tras terminar los estudios en Boston University, obtuvo su grado de MBA en la Harvard Business School y comenzó su carrera en Goldman Sachs. En 1992 fundó una firma de capital riesgo, 21 Investimenti, de la que hoy sigue siendo presidente. Este holding de participaciones maneja cerca de 1.200 millones de euros de patrimonio.

Cuando se le pregunta Alessandro si su padre sigue vinculado a la empresa, explica que “está dando vueltas en un barco por el mundo. Se lo merece”. Y a continuación, remarca que su padre no es de los que siguen con un ojo todo lo que él hace. “No lo hizo cuando yo tenía 26 años, así que ahora menos. Él es parte de mi forma de entender la compañía, y su presencia sigue notándose, porque las raíces del grupo son suyas. Él las afianzó a lo largo de 45 años”.

Pensando en sus palabras una frase popular me llega a la mente: “Si sigues el camino de otros, nunca dejarás huella”. Desde el mismo inicio Alessandro Benetton, no duda en aplicar este adagio y su decisión está fundada en uno de los principales valores que define a las empresas familiares: la visión a largo plazo.

El sucesor con años de experiencia en los mercados financieros tiene muy claro que “Los resultados a corto plazo que piden los inversores no son compatibles con el cambio a largo plazo que necesitamos poner en marcha.”

Pregunta para el lector:

¿A qué cree que se debe el “desencanto” que hay entre los inversores y las empresas familiares como Benetton?

¿Se puede mantener un negocio del tamaño de Benetton sin el apoyo financiero de los inversores externos?