Un 37% de las empresas familiares italianas con ingresos superiores a los 50 millones de euros tenía en 2010 un equipo de dos o más consejeros delegados. El dato es de un estudio de la Bocconi University y la Asociación Italiana de Empresas Familiares que mi colega del IESE Pascual Berrone cita en este artículo. Y es posible que hoy la cifra sea aún mayor, pues en el año 2000 el porcentaje era del 32%.
Pero, ¿cómo lograr que el liderazgo compartido funcione? En el post anterior ya apunté que la confianza es esencial para lograr un sistema de liderazgo efectivo. Otros ingredientes básicos para que el coliderazgo sea un éxito son la personalidad de los colíderes y los valores de la empresa y de la familia propietaria.
Si las personas que han de coliderar la empresa familiar no tienen una personalidad compatible, difícilmente la fórmula podrá funcionar. También su manera de ser y de hacer influirá en la confianza, ese factor decisivo que señalaba en el post anterior. Los hechos mandan y la forma de actuar de cada individuo contribuirá a reforzar la confianza o bien a generar desconfianza, dependiendo de sus actuaciones.
Recuerdo una cita que un empresario familiar me dijo en cierta ocasión: “la confianza es como una grieta que aparece en un cristal, el cristal no se rompe pero la grieta se ve de por vida”. Así que cuidado con el cristal, porque hay que mantenerlo siempre en buen estado y evitar que se agriete, igual que la confianza. ¡Qué difícil es ganársela y que fácil es perderla! Generar confianza puede llevar años, pero en solo un segundo se puede resquebrajar y para recuperarla hará falta trabajar duro y con empeño.
Los colíderes no solo han de tener personalidades compatibles, también han de estar alineados en la forma de entender el negocio y el liderazgo. Deberían tener unos valores comunes. Los valores forman parte del ADN diferencial de las empresas familiares, como evidenciaba el estudio que hicimos con Atrevia. La familia propietaria ha de compartir los mismos valores si desea que su proyecto empresarial siga adelante. Si además el negocio está liderado por más de un CEO, es esencial que también ellos compartan esos valores y la visión del negocio, no solo con la propiedad sino también entre ellos.
No es necesario, puede que ni sea aconsejable, que los colíderes estén de acuerdo en todos los asuntos de la empresa. Pueden tener distintos puntos de vista en temas operativos, pero para poder trabajar juntos y conducir la empresa al éxito han de perseguir unos objetivos comunes y tener una meta compartida: se trata de buscar el éxito del negocio y no el de uno mismo.
Trabajar al unísono es indispensable para caminar juntos y avanzar en la misma dirección. Además, si se percibe esta unidad entre las personas que están tomando las decisiones estratégicas de la empresa, esto se traducirá en un aumento de confianza por parte de los accionistas y un mejor sentido de orientación entre los empleados.
Alcanzar esta unidad no es fácil, pues requiere que los líderes que comparten responsabilidades sean capaces de buscar el bien de la empresa más allá de su propio éxito personal. Esto significa dejar el ego a un lado y pensar más en los resultados conjuntos que en ganar medallas a título personal. Un exceso de ego puede convertirse en una de las mayores amenazas para el trabajo en equipo.
Así lo explica Clemente Cebrián, cofundador de El Ganso junto con su hermano Álvaro, con quien también comparte la responsabilidad de consejero delegado. “No existen problemas de ego entre nosotros. Álvaro y yo somos muy diferentes, pero nos complementamos; el coliderazgo está muy bien cuando se sabe qué se le da mejor a cada uno. En contraposición a mí, mi hermano se ha dedicado más a la parte de expansión y producto”, cuenta en Expansión. Clemente se ocupa de las tiendas, el márketing y la venta online.
Además, la ausencia de un exceso de ego permite que los líderes estén abiertos a las propuestas de su equipo y se muestren más receptivos, pues entienden que no solo ellos pueden tener buenas ideas y confían en las aportaciones de sus colaboradores.
Y por último, pero no por ello menos importante, otro factor que tendrá un papel decisivo para que el coliderazgo pueda funcionar en la empresa familiar es contar con estructuras formales de gobierno. Tener un consejo de administración y un consejo de familia profesionalizados será una condición indispensable para que los colíderes puedan ejercer adecuadamente su liderazgo, sin que la familia interfiera en la empresa. Serán precisamente esos órganos de gobierno los que fomenten un modelo u otro de liderazgo.
Como hemos visto en los dos últimos posts, el coliderazgo tiene sus pros y sus contras, y no todas las empresas están preparadas para un sistema compartido de liderazgo. Es cada familia empresaria la que debe valorar la idoneidad de este tipo de gestión. Y a la hora de realizar esta reflexión le será útil saber que la confianza, los valores compartidos, la ausencia de ego y las estructuras de gobierno son factores que pueden influir en el éxito o fracaso del sistema de coliderazgo.
¿Creéis que el coliderazgo podría funcionar en vuestra empresa familiar?