Thomas Edison era un hombre ambicioso y con ideas que aspiraba a convertirse en un gran hombre de negocios al frente de una gran compañía. Era un buen planificador y tenía claro cómo tenía que ser una empresa de electricidad para explotar su invención de la lámpara eléctrica. También sabía cómo conseguir el dinero necesario para hacer realidad sus ideas. Sus productos tenían éxito inmediato y gozaban de una demanda creciente. Así que tenía todos los ingredientes para lograr hacer realidad sus aspiraciones empresariales, o eso parecía.
Edison empezó siendo un empresario innovador y pensó que con eso sería suficiente para crear una gran empresa. Creyó que bastaba con ser el patrón para saber dirigir bien. Se negó a formar un equipo para dirigir y gestionar el negocio porque pensó que él podía hacerse cargo de todo. Por eso las empresas que fundó fracasaron en cuanto empezaron a crecer y solo sobrevivieron cuando Edison fue apartado del mando y reemplazado por un gerente profesional. Así se explica en el libro Drucker esencial (Editorial Edhasa). Edison era un buen emprendedor, pero carecía de dotes directivas, según Peter Drucker.
La iniciativa emprendedora es necesaria para crear una empresa, pero no suficiente para sacar adelante el negocio. Y eso es algo que las empresas familiares saben muy bien: si quieren que el negocio sobreviva al fundador, necesitan estructuras que separen propiedad, gobierno y gestión y garanticen la pervivencia más allá de las personas. Institucionalizar es esencial para garantizar la continuidad.
En palabras de Drucker: en el management emprendedor, ambas partes son imprescindibles. Sin emprendimiento no hay empresa, pero sin management no hay negocio ni continuidad, por más brillante que haya sido la idea inicial, por más dinero que haya conseguido atraer, por buenos que sean los productos y por más que exista demanda.
>> Iniciativa, dinero y poder
El management emprendedor requiere, en primer lugar, saber enfocarse al mercado, pero al mismo tiempo estar abierto a nuevas posibilidades. Los innovadores tienen muy claro a quién se dirige su idea, pero deben estar atentos a nuevas oportunidades que puedan surgir. Por ejemplo, la empresa familiar Toni Pons, que desde hace más de 70 años fabrica alpargatas de forma artesanal, ha sabido ver una oportunidad en un nuevo público: los veganos. Fiel a su espíritu inicial de usar solo materiales naturales, el verano pasado fue un paso más allá y lanzó una nueva línea de productos: las alpargatas veganas, 75 modelos para mujer y hombre fabricados sin ningún tipo de piel animal, como explican en este artículo de El Periódico. Un buen ejemplo de innovación sin perder la esencia, porque “quien pierde sus orígenes, pierde su identidad”, señala Jordi Pons, gerente de la empresa y miembro de la tercera generación.
En segundo lugar, hay que tener visión financiera y capacidad de planificación económica. “La falta de un enfoque financiero adecuado y de la política financiera correcta es la amenaza más grave en la etapa de crecimiento” de la empresa, asegura Drucker. Cuanto más rápido es el crecimiento inicial de la nueva empresa, más peligrosa resulta la falta de visión financiera. No se trata solo de poner el foco en los resultados. Eso sería una perspectiva muy miope: también hay que tener en cuenta el balance y especialmente la caja. Hay que contar con una estructura financiera apropiada.
Tercero, es necesario crear un equipo de dirección de primer nivel. Sin un buen management, llegará un momento en el que la empresa se estanque y no pueda crecer más. Ya no bastará con tener una persona al frente, hará falta contar con un equipo de dirección. Drucker recomienda crear este equipo antes incluso de necesitarlo, porque no es algo que pueda hacerse de la noche a la mañana: encontrar a las personas adecuadas requiere tiempo.
Y, por último, pero también esencial, hace falta que el fundador innovador tenga claro cuál será su papel en el negocio. Al crear un equipo de dirección profesional, el fundador o fundadores han de decidir a qué se dedicarán y cómo pueden contribuir al negocio que han creado. De nada servirá contar con un equipo directivo de primer nivel si el fundador retiene en su poder las riendas del negocio.
Al final, de lo que se trata, es de que cada persona se dedique en la empresa a lo que mejor sabe hacer y encuentre el lugar donde más puede aportar. Hay que tener la habilidad de encajar a los peces en la pecera y a las ardillas en la copa de los árboles. Lo contrario no funcionará.
Ambición, inteligencia y tener una mente abierta, eso funciona a la perfección. Lo demás es planear y hacerlo. Muy buen post.