El gobierno corporativo es el conjunto de políticas, sistemas, instituciones, criterios y procesos de la toma de decisiones de la empresa que permite su proyección a largo plazo, y buscan su continuidad y supervivencia como organización, en palabras de Jordi Canals. Un buen sistema de gobierno contribuye a la continuidad de cualquier empresa y, si además se trata de una compañía de propiedad familiar, debería ayudar a separar familia y empresa.
Por eso, cuando se planifica la transición en la empresa familiar es importante contemplar la sucesión en el gobierno, además del traspaso en la propiedad y en la dirección. Pero antes deberíamos preguntarnos: ¿tenemos órganos de gobierno? Como es obvio, no se puede suceder lo que no existe.
Institucionalizar la empresa es necesario para poder tomar decisiones sin depender de personas concretas, porque las personas pasan, pero las instituciones perduran. Uno de los grandes errores que cometen muchos emprendedores es creerse eternos y no plantearse qué pasará cuando ellos ya no puedan llevar el timón del negocio. Concentrar el mando en una sola persona siempre es arriesgado.
No compartir el poder es uno de los riesgos que supone carecer de órganos de gobierno, porque implica que, cuando llegue el momento de ceder el testigo, no se sabrá a quién hacerlo. Por esta razón, lo mejor es empezar a compartir el poder cuanto antes.
Otro peligro de no contar con estructuras de gobierno en la empresa es no poder contrastar las opiniones con nadie. Las discrepancias pueden ser muy enriquecedoras para el negocio pues, bien planteadas, son un revulsivo que provoca cambios, generalmente favorables, y un estímulo que ayuda a fortalecer la organización.
Cuando nadie te lleva la contraria ni cuestiona tus planteamientos es fácil llegar a creer que todo lo haces bien y que siempre tienes la razón. Conocer otros puntos de vista ayuda a no perder la perspectiva.
El consejo de administración, el consejo de familia, la asamblea familiar, el family office… Hay que planificar con tiempo el traspaso generacional en todos los órganos de gobierno, tanto en los corporativos como en los familiares. Ninguna persona es irreemplazable y es importante saber quién sustituirá a quién cuando llegue el momento. Como en cualquier aspecto del proceso de sucesión, la improvisación es el peor enemigo.
En el próximo post nos ocuparemos de los aspectos de la sucesión en órganos de gobierno. En concreto, nos centraremos en el consejo de administración. ¿Existe un límite de edad para ser consejero? ¿Se ha definido un procedimiento que guíe la salida de algunos consejeros y la entrada de los nuevos? ¿Se forma a los sucesores de los órganos de gobierno? Responderemos a estas y otras preguntas que se plantean en el chequeo a la salud de la empresa familiar.
En mi trayectoria dentro del mundo laboral he aprendido que las empresas que cuentan con estructuras sólidas suelen tener mejores resultados, a parte que los empleados nos sentimos mejor y sabemos a quien dirigir nuestras inquietudes. Cuando una empresa no cuenta con un orden especifico y establecido, todos los involucrados (incluyendo clientes) la pasamos muy mal.