¿Qué conviene planificar en la sucesión de la propiedad, del gobierno y de la dirección de la empresa familiar? Con esta pregunta cerraba mi último post, en el que destacaba la importancia de preparar cuidadosamente el proceso de transición generacional.
Centrémonos hoy en la propiedad: ¿qué aspectos debe tener en cuenta el plan de sucesión en este ámbito? Para responder a esta cuestión conviene tener presente que toda sucesión tiene cuatro protagonistas: el sucesor, la empresa, la familia y el predecesor.
No se elige en qué familia se nace, pero sí a qué empresa se pertenece. Convertirse en accionista de la empresa familiar debería ser una decisión libre y meditada. Ser propietario de la empresa familiar es un derecho, pero también conlleva muchas obligaciones y responsabilidades. Además de los aspectos económicos y financieros, representa un compromiso con el proyecto familiar y una voluntad de continuar el legado que se hereda de las generaciones precedentes.
Pasar a ser parte de la propiedad es mucho más que un cambio de titularidad sobre el papel y es conveniente prepararlo con tiempo y con ganas. Más allá de la propiedad económica hay que trabajar la propiedad emocional: desarrollar un vínculo emocional fuerte con la empresa familiar es crítico para convertirse en accionistas responsables.
El objetivo siempre debería ser conseguir una propiedad activa y comprometida con los valores, el legado y la continuidad del proyecto empresarial. Lo ideal sería no tener accionistas pasivos que se limitan a cobrar los dividendos, sino que todos fueran accionistas activos y responsables. A ser accionista responsable se puede aprender y todo plan de sucesión debería contemplar esta formación.
Se ha de preparar al sucesor o sucesores, pero también a la persona que traspasa sus acciones. El predecesor debería tener claro de qué manera cederá sus participaciones a sus sucesores, no solo cómo, sino también en qué proporción, pues se pueden traspasar el mismo número de acciones a todos los sucesores o definir un porcentaje distinto en cada caso. Para poder dar este paso, previamente el predecesor ha de prever y organizar su situación financiera a partir del día en el que deje de ser propietario. Bastante complicado resulta ceder la propiedad como para que la incertidumbre económica se convierta en un foco de tensión añadido.
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