Visión compartida: no sólo es estar, es pensar juntos

La característica fundamental de una empresa familiar es la voluntad de transferirla como legado de generación en generación. Ello implica que la familia propietaria comparta una visión a largo plazo que permita establecer un marco estratégico dentro del cual tomar las decisiones adecuadas para asegurar esta continuidad de su empresa familiar.

En la etapa del fundador, este proceso es claro y sencillo, porque en su mente y voluntad únicas se produce la conexión entre visión, estrategia, decisiones y ejecución de las mismas.

En segunda y siguientes generaciones, cuando hay varios miembros familiares propietarios, esta conexión y voluntad no se da de forma espontánea y automática: hay que construirla.

“La característica fundamental de una empresa familiar es la voluntad de transferirla como legado de generación en generación”.

Frecuentemente las circunstancias de cada miembro familiar son distintas: unos conocen el entorno económico-empresarial porque tienen profesiones en este ámbito, en cambio otros desarrollan su actividad en otros sectores. Además, a veces algunos trabajan en la propia empresa familiar, por lo que su conocimiento de la misma es mucho más profundo que los familiares no vinculados profesionalmente al negocio.

Esta capacidad conjunta de la familia empresaria de construir una visión compartida y tomar decisiones juntos supondrá una fortaleza y oportunidad para su empresa. Por el contrario, la incapacidad de lograrlo supondrá seguro una debilidad y una gran amenaza.


Claves para definir una visión compartida

Para que todos los propietarios familiares puedan decidir juntos, previamente tienen que analizar, debatir y pensar como equipo para construir esta visión compartida. Ello requiere formarse y trabajar algunos aspectos clave y necesarios:

  • Dotarse de normas y formas en sus relaciones interpersonales, en sus foros y reuniones que permitan constituir órganos con suficiente rigor que faciliten las tareas a desarrollar. Las sobremesas en familia de los días festivos son agradables, y útiles, pero tienen sus limitaciones a la hora de desarrollar una metodología adecuada y sólida para la toma de decisiones conjunta.
  • Disponer de suficiente lenguaje común acerca de parámetros, conceptos económicos y empresariales para poder participar y compartir decisiones que como propietarios habrá que tomar. No solo hay que estar juntos, hay que comunicarse y aprender a trabajar como equipo.
  • Comprender el modelo de negocio y el sector en el que opera la empresa para ajustar las propias expectativas y posicionamientos que como propietarios se vayan a tener frente a la misma. El equilibrio entre rentabilidad y riesgo, y la prudencia financiera son características de las empresas familiares que aportan estabilidad y solvencia a la compañía.
  • Conocer la historia de la empresa, así como, las decisiones tomadas por las generaciones anteriores y sus razones, que han servido para llegar hasta la situación actual. Saber de dónde vienes te ayuda a proyectar a dónde vas.
  • Reafirmar las razones para seguir juntos y la voluntad de legado. En este sentido cada generación ha de “refundar” la empresa con nuevas voluntades propias. No hay obligación de ser empresa familiar. Es una opción a elegir y, si se quiere ser empresa familiar, hay que ser consecuente con ello.
  • Compartir, educar y aplicar con el ejemplo los valores que son la base para sostener en el tiempo la cohesión y el compromiso. Así se convierte esta visión compartida en una realidad empresarial sostenible a través de la toma de decisiones adecuadas. Decisiones que, en muchos casos, requieren de una humildad, una actitud de servicio y una generosidad elevadas. Una familia propietaria infraeducada puede ser letal para la continuidad de la empresa.

Como resumen final, conviene destacar que para lograr esta visión compartida hay que desarrollar estas competencias como equipo: capacidad de debatir, de alcanzar decisiones y de aceptar éstas de buen grado. Todo ello configurará una familia propietaria responsable y eficiente, que aportará valor a su empresa para asegurar su continuidad y lograr el objetivo de legado generacional.

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