La «S» en ESG: el compromiso social en la empresa familiar

La empresa familiar es un pilar fundamental en la economía global. Su capacidad para generar empleo, impulsar la innovación y fortalecer el tejido social la convierte en un actor clave en la transformación hacia un mundo más sostenible.

Sin embargo, la dimensión social del ESG (environmental, social and governance) sigue siendo un desafío tanto en términos de implementación como de medición.

¿Cómo pueden las empresas familiares integrar eficazmente la «S» en ESG y convertirla en una ventaja competitiva y sostenible en el tiempo?

La dimensión social: más que una obligación, un compromiso estratégico

A diferencia de las grandes corporaciones, donde la adopción de ESG suele responder a presiones regulatorias o de inversionistas, en la empresa familiar el compromiso social está profundamente arraigado en su identidad y valores.

Esto le otorga una ventaja única: su visión a largo plazo permite construir estrategias sostenibles que no solo respondan a expectativas externas, sino que también generen un impacto positivo real.

Las prácticas sociales dentro de ESG reflejan la cultura organizativa de la empresa. Empresas con una cultura sólida tienden a integrar mejor los factores sociales en su estrategia, mientras que aquellas con una cultura débil suelen mostrar deficiencias en este ámbito

En este sentido, la empresa familiar tiene la oportunidad de consolidar su liderazgo mediante la formalización de sus compromisos sociales y la supervisión activa por parte del consejo de administración.

Condiciones laborales responsables y desarrollo del talento

Uno de los aspectos más relevantes de la «S» en ESG es la gestión del talento. Las empresas familiares deben garantizar condiciones laborales justas, fomentando el bienestar de sus empleados a través de:

  • Salarios competitivos y beneficios que promuevan la estabilidad económica y social.
  • Programas de formación continua y desarrollo profesional.
  • Políticas que refuercen la dignidad de la persona, fomentando la diversidad y el sentido de pertenencia.
  • Conciliación laboral y medidas de flexibilidad que favorezcan el equilibrio entre la vida personal y profesional.

Entre sus muchas repercusiones, la crisis de la COVID-19 ha cambiado las expectativas de los trabajadores y de la sociedad sobre el papel de las empresas en la protección del bienestar laboral. La seguridad en el trabajo, la flexibilidad y el compromiso con la salud mental son ahora factores esenciales en la estrategia ESG.

Las empresas familiares pueden destacarse priorizando estas políticas y creando entornos laborales sostenibles

Compromiso con la comunidad y creación de valor compartido

Las empresas familiares suelen tener un fuerte arraigo en las comunidades donde operan, lo que les permite generar un impacto positivo en su entorno. Algunas formas de reforzar este compromiso incluyen:

  • Invertir en iniciativas de educación y formación técnica para jóvenes y emprendedores locales.
  • Apoyar a pequeñas y medianas empresas (pymes) en la cadena de suministro.
  • Desarrollar programas de voluntariado corporativo y alianzas con organizaciones sociales.

Ética en la cadena de suministro y nuevas regulaciones

El compromiso social de la empresa familiar no se limita a sus empleados y comunidades, sino que también debe extenderse a su cadena de suministro.

En este sentido, es fundamental establecer relaciones comerciales con proveedores que compartan valores de responsabilidad social y ética empresarial. Algunas prácticas recomendadas incluyen:

  • Implementar auditorías para garantizar el cumplimiento de estándares laborales justos.
  • Exigir transparencia en la trazabilidad de los productos y materiales.
  • Fomentar la colaboración con proveedores locales y sostenibles.

Con la entrada en vigor de la Corporate Sustainability Reporting Directive (CSRD) en 2024, más de 50.000 empresas en Europa estarán obligadas a reportar sus impactos sociales y ambientales bajo criterios más estrictos.

Sin embargo, con el reciente paquete Ómnibus de la UE, el umbral de aplicación de la CSRD ha cambiado, afectando ahora a empresas con más de 1.000 empleados. Esto ha reducido la cantidad de empresas directamente obligadas a reportar, pero la CSRD sigue siendo muy relevante para las empresas familiares.

Aunque muchas PYMEs familiares estarán fuera del alcance directo de la CSRD, se verán afectadas de manera indirecta. Las grandes empresas sujetas a la directiva exigirán a sus proveedores –incluidas muchas empresas familiares –que cumplan con ciertos estándares de impacto social y ambiental para poder seguir operando dentro de sus cadenas de suministro.

Esto significa que muchas PYMEs deberán mejorar sus prácticas de sostenibilidad y transparencia para mantener su competitividad en el mercado.

Adaptarse a estos nuevos estándares será clave para la competitividad de la empresa familiar en los próximos años. Esto requerirá fortalecer la gobernanza ESG, mejorar la recopilación de datos de sostenibilidad y asegurarse de que los reportes sean validados por los consejos de administración.

Métricas y transparencia: el reto pendiente

Uno de los desafíos más grandes en la integración de la “S” en ESG es la falta de métricas estandarizadas. En efecto, la mayoría de los marcos ESG no están alineados en la forma en que evalúan el impacto social de las empresas.

Los expertos parecen estar de acuerdo en que los principales marcos de ESG no coinciden en la forma en que deben medirse los aspectos sociales, lo que dificulta la comparación entre empresas y la identificación de mejores prácticas.

Para abordar este problema, se recomienda que las empresas familiares adopten un enfoque de impacto neto, midiendo tanto los efectos positivos como los negativos de sus operaciones.

Esto no solo permitirá evaluar de manera más realista la contribución social de la empresa, sino que también ayudará a evitar el social washing, es decir, aparentar responsabilidad social sin cambios sustanciales.

La medición del impacto social no debe verse únicamente como una obligación regulatoria, sino como una herramienta estratégica para la toma de decisiones. Entre los indicadores clave a considerar están:

  • La brecha salarial de género.
  • La tasa de retención y satisfacción de empleados.
  • El número de horas de formación impartidas.
  • La inversión en programas de impacto social.

Integrar estos datos en la planificación empresarial permite mejorar la rentabilidad y la sostenibilidad a largo plazo, fortaleciendo la confianza de inversores y otras partes interesadas

Hacia un liderazgo socialmente responsable

En un mundo donde la transparencia y la ética empresarial son cada vez más valoradas, la empresa familiar tiene la posibilidad de posicionarse como un referente en la transformación social y construir relaciones más sólidas con empleados, clientes y comunidades.

Para lograrlo, es esencial adoptar un enfoque estructurado, medir su impacto y fortalecer su compromiso con el bienestar de las personas y el desarrollo sostenible. Así, más allá de una tendencia o un requisito regulatorio, la “S” en ESG se convierte en una ventaja competitiva y un pilar clave para el futuro de la empresa familiar.

Con un enfoque claro en la responsabilidad social, la empresa familiar no solo asegura su continuidad, sino que también se convierte en un motor de cambio positivo para el entorno en el que opera.

Imagen en la home: Ryoji Iwata · Unsplash

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