Sin pactos no hay futuro

Si no hay consenso, no hay inversión. Así de claro lo tienen los accionistas de Grupo Gimeno, un conglomerado familiar castellonense formado por 35 empresas de servicios que operan en sectores tan diversos como las telecomunicaciones, la restauración, las infraestructuras y la gestión medioambiental. Actualmente, la propiedad se reparte entre siete primos, pero el siguiente relevo generacional supondrá pasar a ser 14 accionistas, cuando se incorporen los sobrinos de los socios actuales.

«Tenemos un pacto de socios para garantizar la estabilidad y tener claro en qué sectores invertir y también en cuáles desinvertir. Si una inversión no convence a uno no se realiza, los éxitos y fracasos son de todos», explica Myriam Gimeno, consejera delegada del Grupo, en este artículo de Expansión.

Aunque cada empresa es independiente y no consolidan cuentas, Grupo Gimeno funciona como un holding y comparte servicios centrales para aprovechar sinergias. De cara al futuro, apuestan por el crecimiento como estrategia para garantizar la continuidad del negocio. Explican que en 2015 se propusieron duplicar ventas y resultados en un plazo de 10 años, para que la siguiente generación pueda “tener garantizado un patrimonio trabaje o no en la empresa».

El pacto de socios sirve para regular las relaciones entre socios y así evitar conflictos. Este tipo de acuerdos facilita la toma de decisiones, porque establece normas de gobierno, clarifica tareas y funciones, y regula la entrada y salida de socios, entre otras cuestiones. En este documento también se pueden definir los criterios de inversión y la política de dividendos, que son motivo de no pocas tensiones en la empresa familiar.

En el caso de Cargill que explicaba hace unas semanas, vimos que la política de dividendos fue precisamente fuente de disputas entre los descendientes del fundador en la década de 1990. Algunos miembros de las generaciones más jóvenes no compartían la política de reinvertir la mayor parte de los beneficios y otros querían hacer líquida su inversión. Esto obligó a propiedad y dirección a negociar y establecer una serie de acuerdos. Seguramente, alcanzar estos pactos ha contribuido a que la propiedad de esta empresa familiar siga estando actualmente en manos de las familias fundadoras, 150 años después de su nacimiento.

En vuestra empresa, ¿qué tipo de acuerdos tenéis definidos? ¿Existe una política de dividendos acordada? ¿Hay normas de liquidez para la salida de accionistas? Contar con normas y criterios es esencial para el buen funcionamiento y la continuidad de la empresa familiar.