La importancia de establecer normas y criterios

En la empresa, como en cualquier juego sea finito o no finito, definir claramente las reglas del juego evita malentendidos y problemas. Toda normativa proporciona un marco de referencia imprescindible para que el juego se desarrolle adecuadamente. En el ámbito empresarial, cada empresa define sus propias normas internas. En las empresas familiares, además, conviene establecer una serie de reglas para ordenar las relaciones entre familia y el negocio.

Leía hace unos días en prensa que en el grupo hostelero La Raza “existe un protocolo familiar que plantea las formalidades pertinentes para la incorporación de próximas generaciones”, según explica Pedro Sánchez-Cuerda, miembro de la tercera generación de la propiedad. Pedro está al frente de esta empresa familiar sevillana con más de 80 años de historia junto a sus primos José Ignacio de Rojas, Daniel del Pozo y Pedro Pelaéz.

Lo que empezó siendo un kiosko con un solo empleado es hoy una de las principales compañías hosteleras andaluzas, con siete establecimientos y servicios de catering. El protocolo ha sido “clave” en la expansión de la compañía, asegura José Ignacio en esta entrevista de ABC. Decidieron redactar este documento cuando se produjo el relevo generacional, en 2005.

Sin duda, contar con normas explícitas sobre el papel que juega la familia en la empresa familiar y establecer criterios para la incorporación de familiares al negocio es vital para asegurar no solo el crecimiento sino la continuidad de toda empresa familiar. “Lo fundamental es que toda la familia persiga el mismo objetivo buscando siempre el consenso, trabajando duro cada día y con ilusión en el proyecto”, como explican en esta otra entrevista. Y eso es precisamente lo que busca el protocolo.

La constitución familiar contribuye a lograr ese ansiado consenso, al establecer pautas y normas. También ayuda a reducir tensiones definir criterios claros sobre el proceso de incorporación de los familiares a los órganos de gobierno de la empresa y de la familia. Otro aspecto que conviene explicitar es qué decisiones relacionadas con el negocio que corresponde tomar a los accionistas.

Si la cuarta generación de la familia propietaria del grupo hotelero La Raza, formada por los bisnietos del fundador, decide incorporarse al negocio, solo tendrá que consultar el protocolo familiar para saber cuáles son las reglas del juego a las que debe atenerse. ¡Qué gran legado para las siguientes generaciones de propietarios es dejar criterios y normas bien establecidos!