¡Si todos los banqueros fuesen así…!

Lo que sigue se lo oí decir a Rafael Termes, que fue compañero mío en el claustro del IESE, en un seminario que organicé en 1994 en la sede de la Fundación BBV, en Madrid, sobre «La dimensión ética de las instituciones y mercados financieros». Curioseando hace días en en un blog de Simbiontes, encontré el mismo texto, que no tiene desperdicio:

  • No conceda créditos que no estén asegurados más allá de toda contingencia razonable.
  • No haga nada para animar o promover la especulación.
  • Facilite solamente las transacciones que sean legítimas y prudentes.
  • Que sus descuentos sean por un plazo tan corto como le permita el negocio de sus clientes, e insista en que el pago de todo el papel se realice al vencimiento, tanto si Vd. necesita el dinero como si no.
  • No renueve nunca una operación o una factura simplemente porque no sepa dónde colocar el dinero con la misma rentabilidad, en caso de realizarse el pago. De ningún otro modo puede Vd. controlar adecuadamente su línea de descuento, o hacerla permanentemente segura.
  • Distribuya sus créditos en lugar de concentrarlos en unas pocas manos [ahora añadiríamos, en unos pocos sectores].
  • Los créditos elevados concedidos a una sociedad o individuos únicos, aunque en ocasiones pueden ser lícitos y necesarios, son generalmente poco juiciosos y frecuentemente inseguros. Los acreedores importantes pueden tener posibilidad de controlar el banco: y si se produce esta relación entre un Banco y su cliente, no es difícil saber quien sufrirá finalmente las consecuencias.
  • Cada dólar que una banco presta por encima de su capital y reservas, lo debe, y sus gestores tiene por consiguiente la obligación más estricta hacia sus acreedores, así como a sus accionistas, de mantener sus lineas de descuento permanentemente controladas.
  • Trate a sus clientes con desprendimiento,no olvidando nunca que un banco prospera si sus clientes prosperan, pero nunca les permita que le dicten su política.
  • Si duda de la conveniencia de un descuento, déle al banco el beneficio de la duda y rechácelo. No descuente nunca si duda de su conveniencia.
  • Si tiene razones para desconfiar de la integridad de un cliente, ciérrele su cuenta. No trate nunca con un bribón en la creencia de que Vd. puede impedir que le engañe. El riesgo en este caso es mayor que los beneficios.
  • Pague a sus empleados salarios que les permitan vivir con holgura y respetabilidad sin tener que robar: y exíjales la totalidad de su tiempo. Si un empleado vive por encima de sus ingresos, despídalo. Incluso si su exceso de gastos se puede explicar en forma consistente con su integridad, aún así despídalo. la extravagancia, aunque no sea un crimen, conduce inadvertidamente al crimen. No puede ser empleado de confianza de un banco quien gasta más de lo que gana.
  • El capital de un banco debe ser una realidad, no una ficción. Y debe estar en las manos de quienes tienen dinero que prestar, y no de los necesitados de él.
  • Persiga un negocio bancario directo, honesto y legítimo. No deje que la perspectiva de grandes beneficios le tiente a hacer nada que no este permitido por la ley. Los esplendidos financieros, en el mundo de la banca, son generalmente o farsantes o truhanes.

Esta joya se debe a Hugh McCulloch (1808-1895). La escribió en 1863, cuando era el primer Controlador de la Moneda (Comptroller of the Currency) de los Estados Unidos; luego fue Secretario del Estado (Ministro de Finanzas, diríamos aquí) con tres Presidentes.

2 thoughts on “¡Si todos los banqueros fuesen así…!

  1. Estos mandamientos han de ser respetados, el problema es que la codicia de muchos banqueros daña las economías de los países, generando burbujas que a veces son incluso avaladas por los gobiernos, que se hacen los distraídos ante el problema.

    Excelente texto Antonio, muchas gracias por compartirlo.

  2. Ojalà se hubieran leido este libro muchos banqueros de la actualidad, y hubieramos evitado muchos dolores de cabeza de mucha gente…
    Salu2

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