¿Se puede volver a crecer, ahora?

Tesis, generalmente compartida por los expertos: no saldremos de ésta hasta que volvamos a crecer, porque no podremos resolvernuestros problemas de falta de confianza, desánimo generalizado, no creación de empleo, no reducción del déficit público, falta de financiación,… sin un aumento suficiente del producto interior bruto.

Antítesis, también ampliamente compartida: ahora no podemos crecer.

• El consumo no puede remontar, por la falta de creación de empleo, el alto endeudamiento de las familias, la subida de los tipos de interés y de la inflación y la falta de confianza de los consumidores.
• La vivienda no despegará durante bastante tiempo, por las mismas razones, más la falta de crédito y el alto stock de viviendas porvender.
• La inversión empresarial no puede crecer, por falta de demanda (excepto por el lado de la exportación), falta de financiación e incertidumbre a tope.
• El gobierno no tiene para gastar. Y si quiere practicar una política fiscal expansiva, se enfrentará con la crisis de la deuda soberana, que agravará el problema.
• La exportación depende de nosotros sólo en parte. Y no es suficiente para sacarnos del agujero aunque, eso sí, contribuirá a «hacer bullir la olla» hasta que tengamos algo más que poner al fuego.

Síntesis: hemos de cambiar de manera de pensar. Si la demanda no es capaz de tirar de la economía, la oferta debe ser capaz de empujarla. Oferta significa costes. Y no sólo laborales, sino otros muchos costes: los de crear empresas, los fiscales, los de despido, los de la seguridad social, los de la falta de competencia en muchos sectores,…

Moraleja: es la hora de las reformas.