No se olvide del balance

Si este verano los ladrones han entrado en su casa y la han vaciado, ¡está usted de suerte! En los próximos meses va usted a trabajar mucho más, va a generar más PIB y más renta, va a dar negocio a los fabricantes de las cosas que usted ha perdido… ¡Qué suerte tenemos todos, si a usted le ha ocurrido una desgracia!

Siempre, claro, que no miremos el balance. Usted es más pobre (a no ser que la compañía de seguro comparta su pobreza, cosa que es poco probable). Quizás usted genere más renta para usted, pero su riqueza es menor.

Se me ocurría esto leyendo lo que dice Martin Bailey en la web de la Brookings Institution (ver aquí el artículo, en inglés: «Can natural disasters help stimulate the economy?»). El lector, si es suficientemente mayor, recordará la película de Charlot «El chico». El chico va por la calle rompiendo escaparates. Poco después pasa Charlot, vendiendo vidrios. Buen negocio para ellos, malo para los propietarios de escaparates. Y malo para todos los demás. Porque el dinero que el propietario de la tienda gastará en vidrio, no lo gastará en coches, ropa, comida, vacaciones,…

Los economistas decimos que debemos mirar siempre todos los efectos de cualquier acción. Es lo que llamamos «equilibrio general». Fijarse sólo en unos cuantos es hacer trampas.

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