Éste es el título de mi Comentario de septiembre en la web de la Cátedra «la Caixa» de Responsabilidad Social de la Empresa y Gobierno Corporativo del IESE (verlo aquí). Me salió corto. Trata de la confianza, porque, en definitiva, un líder es una persona en la que se puede confiar. Y en la crisis reciente hemos visto que la confianza hacía aguas por todas partes.
La confianza, digo en el Comentario, tiene una dimensión técnica (me fío de mi médico porque muestra un gran conocimiento de medicina), y otra ética (me fío de mi médico porque sé que quiere curarme; también quiere ganar dinero, pero no está dispuesto a conseguirlo a mi costa). En definitiva, un médico técnicamente competente pero éticamente malvado no será un buen médico. Pues lo mismo ocurre con los líderes en las empresas.
Otra idea que me gusta repetir últimamente, y que aparece también en el Comentario, es que un líder no se puede conformar con ser un líder ético. Ha de serlo en todas las facetas. Dirigir una empresa exige muchas cosas. Hay que hacer buenos productos, ganarse a los clientes, conseguir que los empleados estén felices, ganar dinero (sí, también ganar dinero), ser una buena empresa ciudadana, cumplir las leyes,… Conseguir todo eso es la tarea de un líder.