Llevo una temporada diciendo que las empresas nos sacarán de la recesión. Bueno, no lo digo yo solo, lo decimos muchos. Pero ahora quisiera hacer una llamada de atención.
Hay empresas que ya han «salido»: han hecho los deberes, han reducido sus costes y su morosidad, están poco endeudadas, muchas de ellas están en los mercados internacionales, empiezan a tener proyectos de inversión encima de la mesa. Eso es lo que nos devolverá la sonrisa, la confianza y la creación de empleo, la inversión y el crecimiento.
Pero las empresas necesitan un marco estable para llevar a cabo su función social. Ese marco ahora dista mucho de ser el adecuado, en el plano laboral, fiscal, de competencia, de innovación,… ¿Qué hará una empresa recuperada, con ganas, con proyectos… y sin un entorno adecuado en nuestro país? Pues invertir fuera. Lo cual será fabuloso para sus accionistas y directivos, pero ayudará bien poco a los ciudadanos de este país -que, claro, entonces la criticarán, acentuando más todavía su impresión de que acertaron al abandonar este país, que no tendrá futuro si sigue así. Algo parecido a lo que ha pasado a las empresas japonesas: grandes, innovadoras, rentables… con sus fábricas en otros países.
Aún estamos a tiempo de impedirlo.
Sólo remarcar lo anterior, según mi experiencia, lasempresas fabricantes en el entorno de Barcelona que han crecido y están creciendo, sólo son aquellas que tiene un porcentaje muy alto de exportación, en muchos casos superior al 90 %. Otro dato que confirma la debilidad de nuestro mercado y consumo interno.