Me llamó la atención leer en dos periódicos una carta al director (la misma carta, firmada por la misma persona), haciendo referencia a un artículo reciente mío, que yo no había publicado en ninguno de esos periódicos. No es la primera vez que me ocurre pero, desde luego, los argumentos repetían los que me habían objetado en ocasiones anteriores.
Mi artículo hablaba de la necesidad de una reforma laboral en España, y apareció la semana pasada en El Periódico (lo mencioné en este post). Las cartas al director citadas mencionan la Cátedra la Caixa que dirijo (supongo que sugieren que estoy vendido al capitalismo financiero), dicen que las medidas que propongo son neoliberales (con semejante calificativo, no vale la pena seguir leyendo, claro) y que las propone la derecha española (más de lo mismo), que ya se han aplicado (no menciona cuándo ni dónde, claro) y que no han conseguido nunca el objetivo de reducir el paro.
Bueno, cada uno tiene derecho a pensar como quiera, y a decirlo en las cartas al director de los periódicos. Pero tanta insistencia me lleva a pensar en una estrategia, que me permito atribuir a los sindicatos porque, al menos, son los que difunden ampliamente los argumentos de las cartas mencionadas. Cuando alguien propone una reforma laboral que no gusta a los sindicatos, se le descalifica, se dice que esas medidas ya se han aplicado, y que son ineficaces. ¿Para qué seguir hablando del tema?
Déjenme que saque el aspecto positivo de esa estrategia (que, por ahora, no pasa de ser una suposición mía). Cuando quieres imponer una idea, monta un procedimiento para difundirla. Es lo que Anthony de Jasay llama la «charla del loro»: a fuerza de repetir una idea, acabas imponiéndola. Quizás tendrían que aplicarse el cuento los que están intentando promover reformas en la sociedad española.
Reciba mi apoyo por la sabiduría de sus palabras que comparte con todos nosotros en sus artículos, en estos tiempos, no sólo en España, falta coraje, sentido de la urgencia y pragmatismo para evitar un colapso que ni políticos, ni burócratas, ni funcionarios de diversa índole, ni sindicatos están dispuestos a atajar, y no va de salvar a los bancos, ni al capitalismo, etc como \chillan\ esos que probablemente hayan montado esa estrategia a la que Ud alude, sino que va de salvar la prosperidad del planeta. Un abrazo