El fallecimiento de Václav Havel, que fue un gran luchador por la libertad de lo que entonces era Checoslovaquia, y luego Presidente de la República Checa, me ha traído a la memoria el parlamento que hizo cuando se le entregó el Premio Internacional Catalunya en 1995. Havel recordó en aquella ocasión tres momentos cruciales en la historia de su país, tres rendiciones de sus gobernantes, la primera ante los nazis, en 1938; la segunda ante el levantamiento comunista de 1948 apoyado por la Unión Soviética, y la tercera cuando el ejército soviético entró en Checoslovaquia en 1968. En las tres ocasiones, un poderoso enemigo amenazaba al pueblo checo con una masacre sangrienta si no aceptaba la rendición. En las tres ocasiones, el gobierno checo se rindió.
Havel no qúiso juzgar aquellas decisiones, que podían parecer más realistas, dijo, porque evitaban incalculables pérdidas de vidas y sacrificios humanos, aunque también parecían menos éticas. Pero comentó que «estas tres decisiones tuvieron consecuencias muy similares: el profundo trastorno de la sociedad y su desmoralización a largo plazo». Lo que Havel quería es «mostrar lo problemático que resulta contraponer la política a la moral«. Y añadía: «¿acaso no fueron profundamente nefastas, en el sentido político, las consecuencias de las decisiones menos morales? ¿Acaso no tuvieron los traumas morales, causados por dichas decisiones, serias consecuencias políticas y a largo plazo?». Ya se ve que Havel no se limita a considerar las consecuencias inmediatas de las decisiones, sino también las que se derivan, a largo plazo, de los aprendizajes humanos.
«La moral es omnipresente, igual que la política, y la política que se aparta de la moral es simplemente una mala política». Tomemos nota de la opinión de un hombre íntegro.
Vuelta a la moral y al respeto es lo que necesitamos para salir de este momento gris. Gracias por el post. Voy a buscar información sobre Havel y a leer sobre él. Seguro que tengo algo que aprender de Havel.
Muchas gracias