El pasado viernes, el Consejo de Ministros español aprobó las primeras medidas de la reforma financiera que anunció Rajoy hace unas semanas. Hay muchas cosas importantes, pero, curiosamente, la opinión pública reaccionó, sobre todo, ante una de ellas: las limitaciones de los sueldos de consejeros y directivos de bancos que reciben ayudas públicas. Me parece que vale la pena hacer algún comentario al respecto.
- Los altos sueldos son una muestra del desorden en el ámbito financiero, pero no son «la» causa de la crisis. Es verdad que los directivos pudieron asumir más riesgo del que era prudente, para aumentar los ingresos de sus stock options. Pero, desde luego, ese no fue el problema en España.
- La limitación no castiga a los directivos que ya se marcharon; solo a los que están ahora o entrarán en el futuro próximo. Por tanto, no cumple una función de sanción.
- No tendrá efectos notables sobre la eficiencia en la gestión de las entidades. No creo que los que vean reducido su sueldo vayan a tomar peores decisiones por ello, aunque algunos se marcharán (pero no estoy tan seguro de que interesen a los demás bancos). Y el incentivo para superar cuanto antes la crisis, devolver las ayudas estatales y volver a aumentarse el sueldo no me parece muy alto, sobre todo porque el futuro de esas entidades depende, en buena medida, de decisiones que ellos no toman (Banco Central Europeo, autoridades reguladoras, supervivencia del euro, etc.).
- Es probable que busquen triquiñuelas para compensar la menor remuneración (coche de la empresa, dietas de viaje), pero por ahí no creo que vayan a sacar mucho dinero, si las autoridades controlan las cuentas de los bancos ayudados.
- Es una medida populista, que gustará a los ciudadanos.
Me queda por hacer un análisis más «de fondo» del tema, pero lo dejo para otra entrada.
clarividente