Pido perdón, porque voy a ser un poco «filosófico». El Premio Nobel de Economía Friedrich A. Hayek explicó, hace ya unas cuantas décadas, que los seres humanos somos magníficos contenedores de conocimientos, la mayoría de los cuales son de carácter implícito, no declarado, a veces casi desconocido,.. Quizás no sabemos que sabemos algo, pero lo usamos. Y como no lo sabemos, no podemos transmitirlo por la vía tradicional, que es contarlo a otra persona, o ponerlo por escrito. Pero lo usamos, de modo que ese conocimiento se refleja en nuestra conducta. Los que «saben» que el petróleo será más caro, lo compran, y hacen subir el precio. Y probablemente no serán capaces de explicar con claridad las razones que les llevan a «saber» que el precio del petróleo subirá.
Hoy la agencia Standard & Poor’s ha reducido la calificación de la deuda pública española. Era una noticia anunciada, esperada. N forma parte de ese conocimeinto disperso, implícito, pero muy útil, que circula por el mercado, sino del otro conocimiento explícito, numérico, cuantificable. No me parece mal, claro, que si alguien sabe ago, le ponga números, o letras, por ejemplo BBB+. Pero me temo que acabemos convirtiendo el conocimiento que se usa en el mercado en conocimiento objetivo. Porque ese conocimiento puede inhibir al otro. Y puede darnos la falsa certeza de que sabemos algo, porque le hemos puesto un número, o unas letras. Y lo bueno es que todos volquemos en el mercado lo que «sabemos», aunque no sepamos que lo sabemos.