En el Congreso al que asisto en Santiago de Chile, y al que he aludido en el post anterior, he oído el comentario de un empresario sobre la promesa de Francois Hollande de abandonar la política de austeridad. Los chilenos son muy sensibles a estos temas, porque los vivieron hace ahora tres décadas, y saben lo que cuesta reorientar un país cuando el gasto, público y privado, crece por encima de los recursos, o sea, del ahorro. No se puede estirar el brazo mas que la manga.
Estos días en Santiago de Chile me preguntan día sí y día también, sobre la situación económica española. Me preguntan si los españoles entendemos eso que acabo de decir. Les contesto que no del todo. Para muchos españoles, hay ciertas cosas que han entrado en la categoría de derechos inalienables e irrenunciables, como la sanidad de calidad y gratuita, la enseñanza gratuita o, al menos, barata, la protección del estado del bienestar o unos derechos laborales que consideran fruto de una conquista social a la que no están dispuestos a renunciar.
El comentario del empresario chileno deberíamos repetirlo con más frecuencia. No hay nada gratis: todo lo paga alguien. Y mientras no consigamos que lo pague la señora Merkel, lo deberemos pagar nosotros. Primero, debemos dejar de necesitar los fondos exteriores que todavía necesitamos para mantener nuestro nivel de vida (nuestro saldo por cuenta corriente sigue siendo negativo, en algo así como el 3,5% del PIB: a pesar de la crisis, seguimos viviendo por encima de nuestras posibilidades). Segundo, tenemos que devolver nuestras deudas o, al menos, tenemos que demostrar que estamos en condiciones de devolverlas, y que queremos hacerlo (cosa que no está clara, si tenemos en cuenta lo dicho más arriba sobre los derechos adquiridos de los españoles). Y tercero, tenemos que acomodar nuestro volumen futuro de gastos a nuestros ingresos. O sea, debemos saber donde acaba la manga, para que el brazo no vaya más lejos.
Y todo esto exige, me parece, un amplio diálogo nacional, en que vayamos aireando nuestras posiciones sobre todo esto. Porque, ya lo he dicho, no podemos seguir manteniendo nuestro nivel de gasto actual.
«Pero el problema de la deuda española está en la deuda privada. Es el sector privado (y particularmente el dúo construcción + banca) el que ha estirado el brazo por encima de la manga.»
Estoy Completamente de acuerdo. Muy acertado.
Profesor Argandoña,
El argumento del brazo y la manga es incontestable. Uno sí puede gastar más de lo que ingresa en el presente (si consigue que alguien le de un crédito), lo que pasa es que una de dos, o tendrá que devolver lo que tomó prestado (y gastar menos de lo que ingresa en el futuro) o el que le prestó el dinero se quedará sin cobrarlo y ya no le prestará más.
Pero el argumento es engañoso cuando se aplica a un país o a una sociedad en su conjunto, porque se asume que toda esa sociedad ha gastado más de lo que ingresaba.
Haciendo un símil simplificador con la familia (argumento también muy utilizado) es como si en una familia uno de los hermanos se hubiese endeudado para comprarse un Audi y vivir una vida despreocupada y otro de los hermanos se hubiese dedicado a ahorrar y a ser austero, y de pronto el padre le quitara los ahorros al hermano austero para que el derrochador no tuviese que vender su Audi.
Hay que remarcar que el gasto sanitario público en España está por debajo del de los paises de su entorno (en términos de porcentaje de PIB) con unos resultados en términos de indicadores globales de salud entre los 3 mejors del mundo (aunque habría que discutir qué papel tienen los sistemas sanitarios en esos indicadores y qué papel tienen los factores socioeconómicos). De igual modo el gasto en I+D es menor que el de los paises de nuestro entorno. También hay que recordar que el endeudamiento público es menor que el de otros paises de nuestro entorno (particularmente Alemania y EEUU), otra cosa es que esté creciendo a tasas preocupantes (debido a que el Estado está haciendo de colchón de la crisis vía pensiones, seguro de desempleo y protección social).
Pero el problema de la deuda española está en la deuda privada. Es el sector privado (y particularmente el dúo construcción + banca) el que ha estirado el brazo por encima de la manga.
Creo que eso no debemos olvidarlo. No parece esta una crisis del modelo de estado del bienestar, que es, no lo olvidemos, la aportación de nuestra cultura europea al mundo; sino una crisis de valores más profunda.