Ayer hubo una interesante sesión del Programa de Continuidad del IESE, para antiguos alumnos e invitados, en Madrid. La compartí con Aldo Olcese, compañero en la Real Academia de Ciencias Económicas y Financieras y gran experto en estos temas. Mencionaré aquí solo algunas ideas que sacó Aldo en la discusión:
Comentó largamente las acciones de la Comisión Europea sobre estos temas, sobre todo en los «libros verdes» que están en circulación, en espera de precisiones, conclusiones y legislación (si procede). Aldo comentó que se está configurando una gobernanza y una Responsabilidad Social (RS) «de facto», a cargo de los grandes inversores, que establecen sus propias reglas y exigencias a las empresas, con la amenaza de retirar sus capitales si no hacen caso. Una forma más de la regulación «soft» que está ganando importancia en este tema.
De hecho, esos inversores exigen cumplimientos que no están en los códigos de buena conducta: sobre «duty of care», consejeros independientes, evaluación independiente de esos consejeros, previsión de conflicto de intereses, remuneración de directivos y consejeros, y otros muchos temas.
Indicó también que los analistas financieros no se pronuncian sobre los informes de RS de las empresas, salvo quizás en temas de gobernanza. Y que esto tendrá que cambiar, sobre todo cuando se presenten, con carácter más o menos obligatorio, informes integrados, financieros, sociales, medioambientales y de gobernanza. No abundó en el tema, pero todo hace suponer que aquí hay una tarea difícil para esos analistas.
Otra idea: la evaluación financiera trimestral no se compagina con las actuaciones de RS y sostenibilidad, que son todas a largo plazo. Conflicto de intereses a la vista.