Nada nuevo, por supuesto. Pero me parece que vale la pena recordarlo, por lo que tiene de visión optimista (yo diría que realista) de la vida:
- La recesión se está acabando. Las empresas ya han llevado a cabo la mayor parte de los ajustes a la segunda ola recesiva, la causada por el aumento de las primas de riesgo en 2011 y la necesidad de cerrar el déficit público y contener la deuda pública con urgencia. Pero esto no significa que volvamos a crecer dentro de poco. Simplemente, estamos a punto de que nos den de alta del hospital.
- La economía española no muestra la pérdida de competitividad a la que se refieren los gurús norteamericanos.
- Fruto de ello es el buen comportamiento de las exportaciones, que son, por ahora, el único motor firme de nuestra economía.
- En medio del mucho ruido sobre las medidas de austeridad, el ajuste fiscal está ya muy avanzado. Quedan todavía impactos negativos en 2013, y quizás algún añadido más, pero lo más importante está hecho.
- El saneamiento de los bancos está ya en su recta final. Otra cosa es que vaya a ser suficiente a medio plazo.
- Nuestro endeudamiento exterior se está reduciendo; el déficit por cuenta corriente se ha reducido fuertemente (¡sin devaluar la moneda!) y parece que tendremos un superávit ya a finales del año que viene. Claro que, de nuevo, la pregunta es si seremos capaces de mantener ese resultado positivo cuando la economía se recupere.
- Nuestro problema financiero es de liquidez, no de solvencia. Nuestros acreedores no se atreven a prestarnos, por eso dependemos de las ayudas del Banco Central Europeo y de los fondos europeos. Pero con las medidas previstas para la deuda española y para la recapitalización de los bancos debe haber suficiente.
- Europa está decidida a ayudarnos. No le queda otro remedio.
O sea que hay motivos para el optimismo (o el realismo). Pero hay que seguir haciendo los deberes: seguir reduciendo el déficit público, seguir mejorando el saldo exterior, poner las últimas piedras de la reforma bancaria (estamos todavía muy lejos de concluirla), mejorar nuestra productividad…
Si las grandes cifras están mejorando a costa del esfuerzo de las clases medias y de las pymes, que son los que están soportando los recortes y los ajustes. Pero tengan en cuenta los de la cúpula, que mientras el consumo no se reactive, la economía no saldrá del agujero. Mientras el dinero se destine a tapar agujeros de la banca y a adecuar a las grandes empresas a la nueva situación, y no se deje fluir por la economia de a pie, no estaremos solucionando el problema, solo paliando en síntoma.