Robert J. Gordon publica un Policy Insight en el CEPR, Center for Economic Policy Research, titulado «Is US economic growth over? Faltering innovation confronts the six headwinds» (aquí, en inglés). No se refiere a la crisis actual, sino a las expectativas de crecimiento a largo plazo en Estados Unidos y, para el caso, también en el resto de países desarrollados (y mucho más aún en Europa). La tesis es clara: para crecer necesitamos innovación; «más de lo mismo» permite repetir el nivel de vida, pero no crecer. Claro que alguno dirá que para qué necesitamos crecer: pues, al menos, para asegurar un mejor nivel de vida para todos los que se están quedando descolgados.
No quiero comentar aquí el paper de Gordon, sino solo mencionar los seis «vientos de cara» que frenarán -que están frenando ya- el crecimiento norteamericano -y el nuestro.
- El «dividendo demográfico» ahora funciona en sentido contrario. Fuimos capaces de crecer porque nuestra población crecía. Eso se está acabando.
- Falta de avance en el nivel educativo del país. Gordon se refiere a Estados Unidos, desde hace unos 20 años, pero eso está ocurriendo también aquí. Durante décadas nos hemos beneficiado de que más personas tenían acceso a la educación, y a la mejora en la calidad de esta. Pero esto se está acabando también.
- La creciente desigualdad de los ingresos. El nivel de vida de los de abajo está creciendo mucho menos que el del promedio.
- La interacción entre globalización y tecnologías de la información, que está trastocando el mercado de trabajo. Si no somos capaces de incrementar el contenido de capital humano y tecnológico de nuestros productos, la competencia exterior restará nuestro nivel de vida. El conjunto mundial seguirá mejorando, pero nosotros nos quedaremos atrás.
- La energía y el medio ambiente suponen también un freno futuro a nuestro crecimiento.
- Y los déficit privado y público suponen una carga para las generaciones presentes y futuras, que también mermará nuestro nivel de vida. Otros se beneficiarán de ello, claro, pero nosotros no.
Algunas de las afirmaciones de Gordon merecerían quizás alguna matización. Pero vale la pena que nuestra sociedad se pare a pensar en estos «vientos de cara», que ya están frenando nuestro avance. Salir de la crisis es urgente, pero el futuro exige también una atención que, por ahora, no le estamos prestando.
Quizá no es del todo malo que los del primer mundo tengamos el «viento de cara». Esta claro que en estos paises las diferencias entre personas se están agrandando, pero es igualmente cierto que las diferencias entre el primer mundo y el tercero, son cada vez menores…