Más responsabilidad sociales para las empresas

Comentario de la Cátedra “la Caixa”, enero de 2013

Ya he comentado otras veces que me encantó la definición de Responsabilidad Social de las empresas que dio la Comisión Europea en 2011: “la responsabilidad de las empresas por sus impactos en la sociedad”. En su simplicidad dice todo lo que conviene decir, sin distraernos de lo importante. Porque las empresas compran, venden, cobran (o no cobran), pagan (o no pagan), contratan trabajadores, invierten, innovan, ganan dinero, lo pierden, envían a sus camiones a congestionar el tráfico, compiten… Bueno, pues todo eso, y muchas más cosas, definen el ámbito de sus responsabilidades sociales. Todo eso produce impactos en sus stakeholders, en la sociedad, en el medio ambiente y en las generaciones futuras. Y todo eso define su responsabilidad social.

Ahora me gustaría recordar otro aspecto de esa responsabilidad, del que con frecuencia nos olvidamos: la responsabilidad respecto de las demás empresas. Sí, ya sé que el lector me dirá: pero, con tantas responsabilidades como has enunciado más arriba, ¿aún hemos de añadir otras? No: no se trata de añadir. Las responsabilidades sociales no son “otras” responsabilidades que “añadimos” a lo que hacen las empresas cada día, sino las mismas responsabilidades que se derivan de lo que hacen cada día.

Las empresas, en efecto, tienen responsabilidades respecto de otras empresas, porque trabajan con ellas, compiten con ellas, se aprovechan de sus innovaciones, copian sus patentes, les cobran o les pagan, o no cobran, o no pagan… Una empresa no es un ente aislado, sino que forma parte de una red de empresas (en la que también participan otras entidades, como Administraciones públicas, instituciones financieras, entidades del tercer sector, asociaciones, etc.). Y les daré solo tres ideas sobre esto.

Una: las empresas forman parte de una cadena de valor. Hace muchos años leí un divertido artículo sobre la historia de algo tan sencillo como un lápiz. Era un canto a la economía de mercado, y explicaba cómo llegaba un lápiz a nuestra mesa de trabajo, desde los que habían cortado y trabajado la madera hasta los que habían extraído el carbón y habían trabajado la mina del lápiz, los que habían fabricado los tintes para poner la marca, las cajas para transportarlos, los camiones que los llevaban a las papelerías, la luz eléctrica de todo el proceso, la formación de los trabajadores y los vendedores… Vamos, una maravilla de coordinación, que nos proporciona la economía de mercado sin necesidad de un planificador central.

Pero lo importante de todo eso es que la empresa tiene muchas responsabilidades con todos los que le han precedido en la cadena de valor y con todos los que le han seguido. La respuesta inmediata a esta observación es que esto se resuelve a través de los numerosos contratos de compraventa que van apareciendo en esa cadena. Y es verdad. Pero, ¿se acaba todo en los contratos? La idea de la RS es, precisamente, que no se acaba ahí. ¿Incorporan los lápices trabajo de niños? ¡Y yo qué sé! Bueno, pues de eso se trata: no de que usted tenga que tomar un avión e ir a comprobar que sus suministradores de Indonesia no utilizan indebidamente trabajo infantil, sino que usted no puede responder “y yo qué sé” tan alegremente. ¿Y qué tiene que hacer? No seré yo quien se lo diga: esa es su responsabilidad.

Segunda idea: usted no ha inventado su empresa de nuevo, sino que se ha beneficiado de miles de ideas que otras empresas (y otras muchas personas) han generado a lo largo de la historia. ¿Tengo que pagarles royalties por ello? Obviamente, no; el mundo no es solo un gran mercado, donde todo tiene su precio. Pero, al menos, será bueno que usted piense cuál es su papel en esa cadena de conocimientos y experiencias. ¿Va a dejar usted algo en esa cadena de conocimientos, experiencias y prácticas?

Tercera idea: su empresa no trabaja sola, sino que lo hace en un contexto, que incluye toda la sociedad, unos stakeholders más o menos próximos, su comunidad local y otras empresas. Por ejemplo, las de su sector, o las de su zona geográfica. Y usted conoce muy bien muchos de esos problemas, y tiene ideas que podrían ser útiles para la buena marcha de todo eso –sí, también de su gobierno y de sus competidores que, al fin y al cabo, son sus compañeros de navegación, ¿no?

Me parece que vale la pena explorar la idea de la navegación. ¿Está haciendo su gobierno lo necesario y lo adecuado para el tejido empresarial de su zona? ¿Son adecuadas las reglas fiscales que está aplicando? ¿Está su sector demasiado regulado, o demasiado poco regulado? ¿Le resulta fácil entenderse con sus competidores, o sus proveedores, o sus clientes? ¿Dispone usted de la mano de obra cualificada que necesita su sector? ¿Llega la financiación de manera adecuada? ¿No? Pues ahí tiene usted un listado de temas para tratar con sus colegas de la asociación empresarial o profesional. Sí, ya sé que hay un gerente en esa asociación, y que le pagan para que trabaje. Pero, no se llame a engaño: si fuese un gerente excepcional y con mucha experiencia, seguramente ya le habría contratado un competidor. De modo que ese gerente está necesitando ideas, proyectos, supervisión, ánimo… hasta que aprenda, y se marche, y llegue otro, al que también habrá que ayudar. ¿Para beneficio de sus competidores? Para beneficio suyo, que en esto coincide con el de sus competidores.

Moraleja: las empresas tienen responsabilidades también con otras empresas. Cuando se pare a pensar en su responsabilidad social, no olvide incluir a esos nuevos stakeholders en sus reflexiones. Aquí le doy solo cuatro ideas, para abrir boca; porque, como ya he dicho, es usted quien tiene que llevar a cabo esta reflexión:

  • Que las grandes empresas apoyen a las pequeñas que está en su cadena de suministro y de distribución. Por ejemplo, pueden proporcionarles crédito, aconsejarles sobre estándares y prácticas más convenientes, sugerirles innovaciones y ayudarles a ponerlas en práctica… Y ahí ganan ellos, y gana también su empresa.
  • Que su empresa divulgue lo que sabe hacer bien. ¿Qué se lo copiarán sus competidores? Vale. No vaya con el lirio en la mano, pero piense también que si su ventaja consiste solo en eso, no va a ser sostenible. Procure que su ventaja se base más bien en su capacidad de descubrir siempre las mejores prácticas y estándares, de modo que siempre lleve años de ventaja a sus competidores.
  • Ponga a sus buenos empleados continuamente en el mercado laboral. Anímeles a “salir” a buscar otros empleos, para que comprueben, primero, que son suficientemente buenos, y segundo, que no se quedan en su empresa simplemente porque no tienen un sitio mejor donde ganarse la vida. ¿Qué esto es heroico? Bueno, sí, pero eso es lo que hacen las buenas empresas.
  • Participe activamente en las asociaciones de su sector o de su zona geográfica. Y anime a sus directivos a que estén presentes en todas partes.

2 thoughts on “Más responsabilidad sociales para las empresas

  1. en mi twitter, jorge94819173 , hablo de democracias participativas , donde se de caracter de legislador a las ONG que tengan afiliados activos ,por mas del promedio de votantes necesarios para ser legislador , con un maximo de un 40 % de camara de diputados , asi el rol social tendria un marco mayor de responsabilidad y participacion concreta y efectiva.

  2. creo , que falta agregar , 1.- comparta con el gobierno las necesidades sociales de su pais , las necesidades de entrelazado social que genera su actividad de modo directo e indirecto ,mano de obra , analize en conjunto con gobiernos municipales las necesidades ambientales de su rubro , las necesidades de capacitacion de mano de obra, las necesidades de ley regulatoria para un standar de bien comun y funcionamiento de calidad social y ambiental igualitario en todas las empresas del rubro. 2.- detecte las amenazas de su rubro de modo competitivo , monopolizador , de modo de estancamiento economico , de modo de migracion de mano de obra y planifique con gobiernos una respuesta adecuada a cada una.

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