El Peterson Institute for International Economics publica un comentario breve sobre «Cómo puede el capitalismo reparar su imagen tan dañada» (aquí, en inglés). Sí, yá sé que algunos dirán que no vale la pena salvarlo, pero… bueno, no tenemos un sistema alternativo mejor. Su propuesta es hacer un capitalismo «más inclusivo«, lo que lleva a tres recomendaciones, todas pensadas para Estados Unidos:
- Que las grandes empresas hagan más para apoyar a las pequeñas que están en su cadena de suministro y de distribución. De ahí resultaría fortalecer la idea de que todo el mundo tiene algo que ofrecer en el sistema económico. Los medios concretos que sugiere incluye que la gran empresa proporcione crédito a la pequeña, y que le dé consejos sobre los mejores estándares y prácticas. La idea me parece muy aplicable a la economía española.
- Mejorar el acoplamiento de los trabajadores jóvenes a los puestos de trabajo, para minimizar el tiempo que están fuera del mercado.
- Reorientar la gobernanza de las empresas en el largo plazo, dando poder a los inversores institucionales y a los consejeros independientes sobre los directivos insiders. Esto tiene debilidades, claro.
Lo de menos son las propuestas concretas. Lo que me gusta de este breve documento es que recuerda a las empresas, sobre todo a las grandes, que su responsabilidad va más allá de producir, vender y ganar dinero. Que se den cuenta de que, si algo no va bien en su entorno, no tienen derecho a encogerse de hombros. Y que estén dispuestas a echar una mano en algo que no les va a costar dinero, como las propuestas señaladas antes.
Esta entrada vuelve sobre el tema que desarrollé hace un par de días en el Comentario de la Cátedra sobre las «nuevas» responsabilidades de las empresas (aquí).
Humildemente creo que el daño a la imagen del capitalismo no ha venido provocado del mundo empresarial – productivo. Es más, creo que este ámbito ha estado y está haciendo razonablemente bien las cosas, y hay buenos ejemplos de ello.
Creo que más valdría exigir la reparación y reconducción de comportamientos a aquellos que componen los denominados «mercados financieros», que «alguien» deben ser, digo yo. Esa reparación y reconducción sólo será realizada si hay cierta voluntad por esa parte en preservar un capitalismo «razonable» (inclusivo le denominais) y responsable.
En cualquier caso, el capitalismo del otro extremo (el salvaje) también es capitalismo, y el contexto geopolítico y social actual es el mejor caldo de cultivo para que prolifere como lo está haciendo, poniendo en jaque gobiernos, instituciones, equilibrios sociales y todas esas buenas cosas que el capitalismo salvaje nos ha permitido construir en Europa durante los últimos 50 años. Ellos saben qué les llevo a permitir esa tregua, y ellos saben por qué esa tregua ha acabado. Lo sabemos nosotros? Hay remedio?
La economia productiva está haciendo, en general, bien las cosas…
Quizás no debamos cuestionarnos el capitalismo en sí, pero sí el modo de hacer economía y empresa. Esto es complejísimo, pero mi minúsculo aporte aquí será mi impresión de lo que parece ser una nueva y potentísima tendencia empresarial, la EMPRESA SOCIAL.
¿Por qué? quizás porque en la sociedad de la información y comunicación el consumidor está más concienciado. La Unión Europea es hábil en aprobar medidas de apoyo al emprendimiento social que siguen en la línea del modelo capitalista pero con una visión más ética de las necesidades y problemas de las personas. http://www.europarl.europa.eu/sides/getDoc.do?pubRef=-//EP//TEXT+TA+P7-TA-2012-0429+0+DOC+XML+V0//ES