Sí, no es un error. La incertidumbre es alta, de modo que vamos por buen camino. Déjenme que les explique por qué. Recuerdo la salida de la crisis de principios de los años ochenta, después de las dos crisis del petróleo, la reconversión industrial, el aumento del paro, la transición política… En un informe, el Banco de España recogía los proyectos de inversión de las empresas, me parece que en 2004: muy pocas expectativas de inversión en los próximos meses. La encuesta preguntaba por las causas. ¿Falta de demanda? No. ¿Falta de factores productivos? No. ¿Altos costes de los factores? No. ¿Otras causas? Sí. O sea, incertidumbre. Visto el historial de los años anteriores, es lógico que nadie se decidiese a invertir. La incertidumbre frenaba la toma de decisiones.
Esto se arregló entonces con un mecanismo automático y otro de política económica. El automático también opera ahora: no hay mal que cien años dure, las empresas acaban tocando fondo y se preparan para la recuperación. El de política económica es de libro de texto: cuando la gente está dispuesta para invertir pero no se atreve, hay que empujarles a la piscina. Entonces fue un plan de medidas fiscales de impulso a la inversión, que lanzaron a las empresas a invertir inmediatamente, porque los incentivos eran de corta duración. Este mecanismo ahora no sería útil: me parece que aún no tenemos suficientes ganas de invertir como para sobreponernos a la incertidumbre. Pero, probablemente, habrá que hacer algo de esto más adelante.
El Boletín Económico del Banco de España incluye un resumen de la Encuesta de Inversión Industrial que me parece aleccionador. En la Encuesta se pregunta a las empresas sobre los proyectos que tienen –nada concreto, a menudo, pero suele ser significativo de sus planes. Hay una encuesta en otoño del año anterior, otra en la primavera y otra en el otoño del año actual; el Boletín incluye también la cifra realizada. En tasas de crecimiento interanual a precios corrientes, en otoño de 2010 se esperaba un crecimiento de proyectos del 11% anual, que subió al 26% en primavera de 2011, bajó al 11% en otoño y de 2011 y acabó en un 11% efectivo en ese año. 2011 fue un año de recuperación de la actividad, después de la recesión de 2009 y 2010. En otoño de 2011 las empresas esperaban un aumento de inversión del 15% en 2012, que subió al 28% en la primavera de 2012, pinchó entonces hasta el -4% en otoño de ese año (ya estábamos en la segunda recesión, la provocada por el duro ajuste fiscal y sus repercusiones sobre la economía privada), y no sabemos todavía el resultado final de 2012, pero no debió ser bueno. Pues bien, en otoño de 2012 la expectativa para 2013 era de un 27% de crecimiento de la inversión industrial a precios corrientes: la mejor cifra de los últimos años, casi la misma que la de 2007, último año bueno para la inversión. ¿Moraleja? Hay motivos para el optimismo. Sí, ya sé que todo puede irse por los suelos, pero… de ilusión también se vive. Sobre todo si la respalda la Encuesta de Inversión Industrial.
Un post para la esperanza definitivamente es muy de agradecer. El único problema que le veo es que del mismo modo que en ese momento se habilitaron medidas para incentivar la inversión empresarial en el actual las medidas son contrarias a las iniciativas con decisiones como la subida de Iva…
¿Ya se ha destruido la montaña de deuda que nos tiene sepultados?
¿Ya han dejado de vampirizar liquidez el Estado y las grandes empresas?
¿Ya llega el crédito a las pymes y a las familias, y con ello la inversión y el consumo?
Mmmm… No me había enterado.
Por seguir la metáfora. Las montañas no se destruyen, en todo caso las perforas para para pasar, o sacar carbón. Imagínate que no hay montañas. No podriamos esquiar, hacer escalada ni montañismo en general.