El problema del salvamento de los bancos sigue soliviantando a mis lectores (ver, por ejemplo, mi última entrada sobre el tema, aquí, y los comentarios que ha provocado). Y lo entiendo. Y participo de casi todas las críticas que hacéis a los bancos e, indirectamente, a mis supuesta «defensa» de los bancos. Dejadme, pues, que vuelva sobre el tema.
El problema ha sido tratado desde hacia muchas décadas, porque hemos tenido muchísimos casos ya de bancos en dificultades, porque alguien se fugó con el dinero de la caja, porque hicieron malos negocios, porque fueron poco cuidadosos en sus operaciones, por causas políticas y por otras muchas. De modo que los economistas han pensado mucho sobre esto, porque está relacionado con el problema de la confianza. Los bancos se mantienen por la confianza de sus acreedores. Supón que asas por la calle, ves una cola ante un banco, y preguntas: «¿qué hacen ustedes aquí?». Si te contestan: «vamos a retirar nuestro dinero, porque parece que este banco tiene dificultades», ¿qué harás tú? Pensarás: ¿y mi banco? ¿Tiene también dificultades? Si no estás seguro, iniciarás la cola en la puerta de tu banco, y la historia se repetirá hasta que todos los bancos tengan dificultades. Eso es lo que está detrás de la tradicional recomendación de los expertos: cuando la gente se apresura a retirar el dinero de un banco, hay que ayudarle inmediatamente con toda la liquidez que haga falta; luego, ya veremos qué hacemos con él. Pues esto es lo que está detrás de la idea de ayudar a nuestros bancos: para evitar el pánico.
La diferencia entre las situaciones pasadas y la actual es que el pánico no lo protagonizan tanto los depositantes ordinarios como los inversores internacionales. Pero la consecuencia es la misma: si unos u otros empiezan a retir el dinero de un banco, este se irá al garete, y los demás quizás también, primero a los españoles, y luego a los europeos (porque si cae un gran banco español, ¿por qué no va a caer uno alemán, francés o finlandés?). Y eso es lo que explica la actitud enérgica de Europa: salvad a todos los bancos, cueste lo que cueste. Yo seré el primero en criticar esa actitud, pero es la que tienen los que disponen de los fondos que necesitamos para salvar nuestros bancos. Que es salvarnos a nosotros.
¿Cuál será el futuro de ese banco? Vamos a ver: si una empresa quiebra, ¿qué pasará? Primera posibilidad: se vende a otra empresa, que se queda con sus activos, asume sus deudas y continua con su negocio… o lo abandona, vende sus edificios y sus máquinas, despide a sus trabajadores, quizás negocia una quita con sus acreedores, y ya está. Otra posibilidad: si nadie quiere comprarla, los administradores concursales harán lo que hemos atribuido al comprador: venderán los activos, con lo que cobren intentarán pagar a los empleados despedidos y a los acreedores, según el orden de prelación de la legislación concursal,… y ya está. Los últimos en cobrar, si queda algo, serán los accionistas de la empresa quebrada.
Pues con el banco pasa lo mismo. Prmera posibilidad: otro banco se lo queda. Esta es una buena solución, si la red de oficinas está bien situada; los clientes preferirán seguir tratando con el personal de aquel banco, que ya los conoce, aunque haya cambiado de titular; se ahorran tener que cerrar las cuentas en un sitio y abrirlas en otro, cancelar la hipoteca en uno y abrirla en otro… El banco comprador hará algo parecido a lo que hacía el comprador de la empresa quebrada: quizás continúe con el negocio como antes, o venda una parte del mismo (banca privada, por ejemplo, o el negocio de las tarjetas de crédito, o las oficinas de una zona geográfica que no le resulta atractiva…), venderá algunos inmuebles, despedirá a algunos empleados y directivos… Y pedirá garantías al vendedor (el Fondo de Garantía de Depósitos, por ejemplo, que es el que se quedó con el banco cuando este necesitó ayuda) para que no aparezcan pérdidas impensadas (del mismo modo que el comprador de la empresa quebrada hará una diligencia debida, para descubrir todos los posibles problemas de la empresa que compró). La otra posibilidad es que los administradores del banco salvado no puedan o no quieran venderlo en bloque, y entonces harán como los administradores de la empresa en dificultades: «venderán» algunos clientes a otro banco (o sea, este hará una oferta a esos clientes para pasarse a él, en condiciones parecidas a las que tenían con el banco fallido), venderán sus oficinas (a otros bancos, a inmobiliarias, a otros negocios), despedirán a los empleados (algunos de los cuales quizás encuentren empleo en otros bancos), pagarán con ello las deudas del banco y, si queda algo, eso irá a parar a los propietarios del banco quebrado.
¿Hay otra manera de gestionar todo esto? Sí, claro. Podemos dejar que el banco cierre, sin más, pero entonces tendremos un problema de confianza generalizado: todos los bancos del país, y los de otros países, pueden acabar desapareciendo; nuestro gobierno y nuestras empresas pueden quedar separados de los mercados internacionales de capitales (a los que podemos calificar de malvados, perversos, malignos… pero son los que nos han permitido vivir por encima de nuestras posibilidades, en los años buenos… y hasta hoy: porque no se olvide de que todavía hoy gastamos como país más de lo que ingresamos, o sea, les hemos de pedir que nos financien), etc. «No me gusta», me dice el lector. Vale: pero es lo que hay.
Salvar un banco, ya lo he dicho, no es salvar a sus propietarios (las cajas de ahorros no los tenían… y así nos ha ido con ellas), ni a sus directivos, ni a sus empleados (si son válidos, otras entidades los buscarán). Quizás nos gustaría que rodasen más cabezas: bien, pero eso es otra cosa. Salvar un banco no tiene por qué ser dejar impune las malas actuaciones de sus consejeros, directivos y emplados. Y salvar un banco no es dejarlo como está; de hecho, significa que acabe desapareciendo como tal banco, que sus negocios pasen a otro o desaparezcan y que su personal acabe, en muchos casos, en la calle.
Estimado Antonio: Nada ni nadie, es imprescindible en el funcionamiento, de todo, si mal no recuerdo, Barrera de Irimo, en aquellos tiempos, decidiò suprimir varios bancos Catalanes, por su mal funcionamiento,creo recordar, que la banca Catalana funcionaba mucho, no como banco, sino como banco empresa y esto llevo a la banca de aqui a situaciones muy dificiles y asi se cerro, banca Catalana, banco Uniòn,Banco de los Pirineos y varios bancos màs, sòlo sobrevivieron los que actuaban como bancos,ejemplo banco de Sabadell y no pasò nada, los que quedaron sigueron adelante y porque? poeque cuando estos terremotos suceden, son debidos a que se esta actuando mal y hay que cambiar, para generar nueva y buena «Confianza» pues siempre quedan los que han sabido hacer las cosas bien.
Te felicito por la forma en que explicas el funcionamiento de la banca, pero no estoy de acuerdo, en que por eso se tenga que salvar a la banca y a su vez esta siga hechando gente a la calle por los desahucios, en mi manera de pensar quizàs muy equivicada, es que el sistema esta agotado y hay que elegir otro o hacer màs transparente el que hay, còmo por ejemplo, eliminar la letra pequeña de los bancos, que los directores de bancos sepan lo que venden y no vendan porque se les ordena de arriba y cuando vienen los terremotos se escondan diciendo que se lo ordenaron de arrriba y còmo de costumbre, quièn paga el pato, el pobre ser que se gana la vida còmo puede….no señor Argandoña, eso tiene que terminar, pues todos vivimos del pueblo y es a este, el que tenemos que proteger, no al que es un tiburòn en esto y mientras esto no cambie, ya puede Ud. explicar, còmo funciona la banca y seguirà sucediendo lo mismo.
Alguien podría manifestar , desde la ignorancia del ciudadano común , que es difícil de aceptar , el sufrir las consecuencias por lo que otros han hecho , mas aun cuando ni siquiera se ha tenido , la compensación de ver sus cabezas rodar desde el » cadalso » .
Existen unos responsables de la deuda , los que la solicitaron y pusieron su firma para recibirla , y deberían de ser ellos quienes tuviesen que hacer frente a su devolución , tal como les ocurre a los desahuciados , quienes tienen que asumir su situación , sin que nadie les ayude , ni banco ni gobierno .
Existen varios matices con la deuda : ¿ Quien facilito el dinero fue un imprudente , que no evaluó el riesgo de prestar a quien quizás no podría devolver ? o dio por hecho que aunque esto sucediera , encontraría en el estado el compromiso de devolverla .
Otra cuestión : ¿ De donde salieron las montañas de dinero , para ser prestado a Islandia , Irlanda , Grecia , Italia , España , Portugal ? ¿ Quien tenia ese dinero , como lo obtuvo ? Y una vez que se gasto , quien lo acaparo y que esta haciendo con el , ¿ lo están invirtiendo , o lo están utilizando para jugar apostando en los casinos llamados mercados financieros ? Cuando el Banco Central o la Reserva Federal , aumentan el volumen de dinero en circulación ¿ a quien lo entregan , en que condiciones y a cambio de que ?
El estado , las arcas publicas , se han hecho cargo de la deuda de empresas no publicas , como las cajas , aunque en sus órganos de gobierno estuviesen personas designadas por partidos políticos , que también son empresas privadas , y el estado ha avalado el préstamo a los bancos , que también son empresas privadas , lo que contrasta con la defensa que algunos hacen de las privatizaciones , ósea la desvinculación del estado del sector empresarial .
Que en defensa de los clientes o accionistas de los bancos , el estado debe actuar , puede ser entendible , pero ¿ por que no puede caer una empresa que es un banco , y si cualquier otra empresa como Martinsa-Fadesa , u otras de especial importancia o incidencia ? Si se reflota un banco , lo que cabria esperar es que pase a ser patrimonio publico , o que sea vendido de modo que se recupere el dinero , en lugar de ser regalado a otra entidad financiera .
La crisis de los bancos les ha venido muy bien a algunos , y al final supondrá que con la reestructuración , serán menos a repartirse la tarta del sector bancario con lo que tocaran a mas .
Resulta curioso que el Banco Central entregue dinero a los bancos , dinero que estos prestan a los estados , para que los estados a su vez se lo entregue a los bancos , y resulta curioso que habiéndose hecho cargo el estado de deuda que no era publica , en lugar de corresponder ese gesto con bajos intereses , ocurra lo contrario
También resulta curioso , que habiendo sido la banca culpable de los enormes daños y perjuicios de toda índole , a instituciones publicas y privadas , los estados no hayan emprendido acciones legales , cuyas compensaciones económicas superarían las deudas con los bancos contraídas .
Finalmente al ciudadano le resulta extraño , que con cientos de economistas o técnicos a los que consultar , con superordenadores en los que reproducir escenarios y evoluciones económicas , y con el tiempo transcurrido , aun no se haya encontrado el camino de salida , mientras , se ponen sobre la mesa medidas de escasa utilidad , como la ayuda a emprendedores cuando no se es capaz de mantener activas las empresas existentes , o los incentivos para la contratación de jóvenes , cuando no se es capaz de crear empleo , lo que en la practica supone la sustitución de los trabajadores antiguos mas costosos , por los jóvenes que resultaran mas interesantes económicamente .
El funcionamiento económico dicho de modo simple , es que las personas salgan de sus casas y realicen una actividad que luego intercambiaran entre ellas , intercambio que se agiliza con la utilización del dinero , de este modo se hace posible el que esas personas se puedan proveer de aquello que necesitan . Por lo que obstaculizar esta situación , frenara la economía . Un ejemplo , el hecho de que sea en otro país donde se fabrique , favoreciéndolo se contribuye a que las personas de otro se queden en casa . También la alteración de la forma en que se dispone y por tanto se distribuye el dinero , ya que con una misma cantidad disponible los efectos son diferentes , dependiendo de si circula en unas determinadas zonas geográficas , si lo hace entre empresas , o entre personas .
La salida a la crisis podría comenzar en este punto , la distribución del dinero para su circulación entre personas . Conseguir esto fomentaría su actividad , por lo tanto la actividad de las empresas , y como parte de la actividad generada por personas y empresas , el dinero pasaría por la banca , un detalle importante , ya que no es lo mismo la trayectoria ciudadanos – empresas – banca que la inversa banca – empresas – ciudadanos . Mostrado de otro modo : Si el dinero fuese agua y se deja en el depósito del huerto ( los mercados financieros ) puede que fugas o condensación , aporten humedad a las plantas que están próximas , pero el resto se secaran . También se puede abrir el grifo y dejar correr el agua ( dinero ) pero de ese modo , unas plantas tendrán mas de lo que necesitan y otras se secaran . Finalmente si se hacen las cosas como cabria esperar , se conectarían conducciones al deposito para la distribución del agua , en lo que seria un riego por goteo , de este modo , existiría un suministro constante ( del agua dinero ) que llegaría a todas las plantas ( personas ) y en la cantidad que estas necesitasen .
Queda expresamente prohibida , cualquier utilización , de los textos ya sea directa o vinculada , cuya finalidad o propósito , sean en algún modo lucrativos , o comerciales . FBBJL*35
Prohibited
Gracias Antonio por clarificar. De todas formas, como sociedad debemos exigir el fin de esas malas prácticas, la creación de una banca pública de calidad… si esperamos a que sean éticos los que nos han llevado a esto… podemos esperar sentados.
Os recomiendo uniros a
Front Ciutadà contra el poder financer
http://on.fb.me/YjZf0d
Un abrazo, Pili Malagarriga – Segundo Mundo
Enhorabuena por tu confianza en que la banca, si es pública, será honrada y de calidad. No estoy muy seguro de ello.
Excelente. Pero hay mucha gente (la mayoría) incluso con estudios !! que no entiende nada y no admiten su ignorancia. Es lo peor de la crisis, se havisto que los españoles no saben, asidero claro
Al final, como no se cansa de repetir D. Eduardo Mtnez. Abascal, donde no hay distinción, hay confusión.
No se salva a los bancos, se salva a los depositantes de estos bancos, que en terminología contable no son otra cosa técnicamente más que unos acreedores de los mismos.
En toda esta vorágine en la que nos encontramos, los propietarios de los bancos no han salido «de rositas» y si no pregúntele a los accionistas, bonistas y tenedores de deuda permanente de estas entidades que ha pasado con sus posiciones (en el mejor de los casos su valor ha caído por los suelos).
Por la peculiaridad de su negocio, un banco presta a largo plazo (hipotecas) lo que sus acreedores (clientes) le prestan a corto (depósitos). Necesita financiación mayorista (mercados) para compensar esta disfunción de su balance. Si no la consigue (falta de confianza) los acreedores ordinarios (otra vez los clientes) verán comprometida hacer líquida su posición (recuperar su dinero), puesto que la entidad bancaria no puede exigir a sus deudores (los clientes con hipoteca) que le sea devuelto el dinero «ipso facto».
Las entidades financieras son el sistema por el que el dinero privado (el de los depositantes) llega a manos de los que lo necesitan para invertir (prestatarios).
Y esta es la clave por la que es necesario «salvar» el balance de los bancos, básicamente para que sus acreedores a corto (clientes depositantes) y a largo (mercados financieros) no pierdan su posición y colapsen el sistema, afectando la credibilidad del resto de entidades financieras y, en definitiva, hundiendo el sistema.
Es así pero la frivolidad a la sociedad actual gusta darle otros sentidos y enmarañar aun más el ambiente.