Margaret Thatcher (1925-2013)

Como era de esperar, la muerte de Margaret Thatcher ha provocado un montón de reacciones, algunas favorables, otras críticas, incluso algunas que caen en el terreno de la injuria, algo muy poco elegante ante un difunto. Pero quizás tiene razón Carlos Rodríguez Braun en Expansión hoy, al decir que algunos la odiaban cordialmente. Yo me apunto a la lista de los partidarios, por razones que espero poder explicar con más calma otro día. Ahora solo quiero hacer un comentario de urgencia, sobre algunas cosas que la Sra. Thatcher puede enseñarnos a los ciudadanos españoles en la crisis que nos azota.

  • El buen diagnóstico es clave. Cuando ganó las elecciones en 1979, se encontró con una economía hundida, comida por la inflación, el déficit público y exterior, la desindustrialización, la pérdida de capacidad competitiva y unos cuantos males más, algunos de los cuales compartimos nosotros. Empezó con un diagnóstico, que resultó ser certero. Claro que no acertó con todos los detalles a la primera, pero sí que, al menos, entendió cuáles eran los problemas. Y se lo contó al país. Y muchos en el país no la entendieron -hubo un célebre manifiesto de no sé cuántos cientos de economistas que dijeron que estaba equivocada, y que acabaría por destruir al país. Se equivocaron, claro: su diagnóstico no era el adecuado. Los ciudadanos entendieron mejor lo que ella proponía y hacía, y la premiaron votándole una y otra vez. Moraleja: a ver si no nos equivocamos en nuestro análisis de lo que nos pasa.
  • En su diagnóstico aparecían afirmaciones que, entonces, sonaban a herejía. La inflación era el problema número uno, porque de ella dependía el crecimiento de los salarios (o sea, de los costes y de la competitividad). Detrás de la inflación estaba el déficit público, porque la política monetaria estaba entonces al servicio de la financiación del Estado. El fuerte poder sindical era una losa que imponía aumentos salariales (y otros costes, como las huelgas continuas), por encima de los precios, garantizando, de ese modo, que no se podía reducir la inflación, porque los costes irían siempre por delante de los precios. Lo que Gran Bretaña necesitaba no era una política keynesiana de estímulo a la demanda, que era la causante de la inflación, el déficit público y el déficit exterior, hasta el punto de obligar al Fondo Monetario Internacional a intervenir para ayudar a la que entonces seguía siendo una potencia mundial. Los incentivos para trabajar, producir, ser eficiente e innovar habían desaparecido, en medio de impuestos altos, empresas públicas ruinosas sostenidas por el presupuesto público, continuos enfrentamientos con los sindicatos, etc. Moraleja: no tengamos empacho en llamar a las cosas por su nombre, si nos parece que ese es el diagnóstico adecuado.
  • La Sra. Thatcher tuvo claras sus prioridades, las expresó el primer día y -muy importante- las mantuvo durante el tiempo necesario, costase lo que costase. Reducir la inflación como he dicho, era la primera. Pero esto aumentaría el desempleo. Claro, porque el mercado de trabajo era un mercado ineficiente, rígido e injusto (y en esto hemos sido diligentes alumnos nosotros). Ante el dilema de seguir con la inflación y tratar de mejorar las instituciones, de un lado, o empezar por la política monetaria restrictiva, optó por esta segunda, sabiendo que el coste del desempleo sería alto, pero que era la única forma de convencer a sus electores de que estaba en la línea adecuada (prometió que bajaría la inflación, le dijeron que esto no lo había conseguido ningún gobierno anterior y que ella se rendiría, como los primeros ministros conservadores y laboristas se habían rendido antes, pero ella perseveró, y demostró que tenía razón). Y también porque era el medio para dar credibilidad a sus políticas de reforma, que llevaban consigo dar una buena colleja a los sindicatos -cosa que también hizo. Luego vendrían las privatizaciones, que sus oponentes presentaron como vender las joyas de la corona al sector privado (¿les suena algo parecido en España en estos años?), pero que ella presentó como la manera de convertir a miles de británicos en propietarios, al tiempo que introducía racionalidad y eficiencia en unas empresas que se habían convertido en sede permanente de pérdidas financiadas por el presupuesto y la deuda. Y unas rebajas de tipos impositivos, que no fueron robar a los pobres para dar a los ricos, sino reducir unas cargas absurdas, como un tipo impositivo marginal del 83% en el impuesto sobre la renta (si usted ganaba una libra más con su trabajo, a partir de cierto nivel se llevaba 17 centavos a casa; el resto era su contribución al despilfarro del sector público británico…). Moraleja: prioridades claras y políticas sensatas. No hay otra manera de salir del agujero en que ella se encontró el país -y esto vale también para nosotros ahora.
  • Destruyó el estado del bienestar, redujo el papel del Estado en la economía, hundió a los sindicatos… y, como explica Rafael Pampillón, también en Expansión de hoy, hundió «en la miseria a familias enteras que vivían [atención]  de las minas, la siderurgia, el textil y los astilleros». ¿Qué futuro tenían esos cuatro sectores en la Gran Bretaña de los años ochenta? El mismo que en España, como prueba que un gobierno socialista español llevó a cabo la reconversión industrial en esos sectores. Quizás en la crítica a esta política thatcheriana habla más la ideología que la economía. Moraleja: prescindamos de los slogans populares, y pensemos en soluciones eficientes y justas para los problemas que nos aquejan.

Sí, ya sé que cada uno es libre de elegir lo que quiere criticar o alabar. Pero me parece que tendríamos que hacer menos melindres a las ideas de la Dama de Hierro, y tratar de aprender de ella.

 

5 thoughts on “Margaret Thatcher (1925-2013)

  1. Para mi, Margaret Thatcher ha sido una de las mujeres, que más ha influenciado, tanto en la área nacional cómo internacional de la Gran Bretaña.
    Supo dirigir su pais con «mano de acero » ,y en la actualidad gracias aquellos esfuerzos,la Gran Bretaña como todos sabemos disfruta de una situación de optimización economica, que deseariamos para nuestro país

    Luis Maria Armengou

  2. Romper paradigmas te hace ganar afectos y desafectos.

    Mucho me falta por conocer de la Sra. Thatcher, pero reconozco mi admiración hacia ella, como líder con pié firme y una dirección clara y certera que presentó soluciones en el mediano-largo plazo a problemas reales y tan arraigados a la sociedad que pocos fueron capaces de reconocer y requirieron entonces, de cambios estructurales.

    A los «pañitos calientes» – aprender es vivir!

  3. Buenas noches,
    Brillante síntesis de la politica de la Sra. Thatcher.
    Cada uno puede tener su propia ideología, liberales, social demócratas o comunistas, pero nunca se debe renunciar a los conceptos económicos de eficiencia y eficacia, pues sino el sistema no es sostenible.
    Por lo que interpreto, M. Thatcher tuvo la valentía entre otras cosas de luchar contra estamentos sociales y sectores ineficientes, y podemos sentirnos mas afines a su ideología liberal o no pero ya por su capacidad de lucha merece todos nuestros respetos.
    Fue una mujer muy valiente, luchadora, fiel a su ideología e integra. Todo un ejemplo.

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