Eso dice Manuel Arias Maldonado en un artículo titulado «El espejismo español«, publicado en Letras Libres. Me parece una buena síntesis de lo que nos ha pasado. La fiesta es, claro, el boom que vivimos después de la entrada en el euro, la euforia inmobiliaria, el «milagro español», el exceso de crédito… Pero, dice, «no hubo tal fiesta, por la sencilla razón de que todavía no se ha pagado». Hemos vivido, dice, «un gran espejismo, una prolongada alucinación». Somos «una sociedad inclinada al autoengaño, que prefiere culpar de su crisis a los chivos expiatorios habituales –los mercados internacionales, el neoliberalismo rampante, el gobierno alemán– antes que enfrentarse a su difícil realidad».
Tiene otras muchas ideas que valdría la pena considerar, si queremos salir de nuestra difícil situación. Copio sin más algunas de ellas. «Una sociedad de hipotecados es una sociedad inmóvil, lo que no contribuye ni a la circulación de las ideas, ni a la eficacia del mercado de trabajo, ni a la desactivación del localismo regional«. «Atraídos por la promesa del dinero rápido, los jóvenes desertaban en masa del sistema educativo –un sistema por lo demás deteriorado tras años de lenidad legislativa y experimentos psicopedagógicos». «Las autoridades autonómicas y locales con competencias en la materia [el ladrillo] alentaban este proceso delirante, por constituir su principal fuente de ingresos, vía recalificaciones urbanísticas, impuestos y, todo sea dicho, contribuciones a la financiación ilegal de los partidos correspondientes». «España se abandonó a la inercia del gasto y dejó las reformas económicas a un lado». «Simultáneamente, a fin de colocar a sus fieles, los gobiernos regionales y locales crearon un en tramado de empresas públicas, fundaciones y observatorios de la más diversa índole, sin que los politizados tribunales de cuentas encargados de fiscalizarlos dijeran nada al respecto». «Significativamente, hay aspectos de la herencia franquista que no han sido cuestionados, a saber, aquellos que se refieren al diseño de los mercados y a la organización de las relaciones económicas». «También la liberalización de mercados y la remoción de trabas a la libre competencia perdió todo impulso después de la entrada en el euro». «Este conservadurismo tiene su espejo en una opinión pública –a la francesa– solo superficialmente progresista». «Desde luego, la crisis española no puede entenderse del todo si dejamos a un lado los factores culturales (…) la falta de ética pública de los españoles ha jugado su papel en la gestación de la crisis (…): hacer trampas con los impuestos, darse de baja laboral sin justificación, encontrar trabajo o aprobar una asignatura mediante un enchufe, cobrar el subsidio de desempleo y tomarse unas vacaciones en lugar de buscar una nueva ocupación». «Es por ello difícil de creer que la solución al marasmo español pueda provenir de la sociedad civil y operar de abajo a arriba: porque la sociedad no es mejor que su política».
Perdón por esta larga lista de citas, que, además, contradicen una actitud que he intentado mantener en este blog desde su comienzo: no hablemos de lo que hicimos mal; pensemos en lo que debemos hacer a partir de ahora. Pero lo que yo pretendía con esos textos es poner de manifiesto, primero, que todos somos culpables (de acuerdo, en diversas proporciones, pero no hay nadie limpio de pecado que pueda tirar la primera piedra), lo que no significa que haya perdón para todos, «aprobado general» como en la escuela. Segundo, que ese es el punto de arranque de lo que podemos y debemos hacer a partir de ahora. O sea que, tercero, seamos humildes, reconozcamos lo que hemos hecho mal, pidamos perdón… y a trabajar.
Efectivament, però tant els mitjans com molts polítics d’extrema esquerra fan servir la UE i l’Església com a «scapegoat» (boc expiatori).
No sólo para describir el pasado sino también la
situación actual yo ahondaría mucho más en las
diversas proporciones de culpabilidad. Creo que las
las diversidad de las proporciones de culpa o responsabiidades es muy amplia, yo diria que piramidal.
«la sociedad civil no es mejor que su politica» o se puede expresar de otra manera, la politica es reflejo de la sociedad civil. Por ello, el cambio empieza por cada uno de nosotros, y por otro lado debemos condenar a todos los corruptos, ladrones y estafadores sobre todo aquellos q en el ejercicio de su responsabilidad politica abusan del poder que se les ha delegado.
Lo que dice Leonardo Polo es que no se supo hacer el traspaso generacional. Yo creo que ahora cabe aprovechar el gran potencial español del idioma.