Sí, podemos ser socialmente responsables

Los Comentarios de la Cátedra son breves artículos que desarrollan, sin grandes pretensiones académicas, algún tema de interés y actualidad sobre Responsabilidad Social de las Empresas. Los Comentarios anteriores a enero de 2013 pueden encontrarse en la web de la Cátedra.

 

Permítame el lector volver sobre un tema que ya he tratado otras veces en estos Comentarios: sí, siempre podemos ser socialmente responsables. Si usted piensa que no puede serlo, se debe, probablemente, a que no tiene una idea clara de lo que es ser socialmente responsable, o a que no quiere serlo. Déjeme que le ayude.

La Responsabilidad Social (RS) no es un conjunto de instrumentos, de métodos, de técnicas o de acciones; no es tener un código de buenas prácticas, o un director de RS, ni mucho menos un departamento dedicado al tema; no hay que hacer un informe anual, ni tener una página en su website en que avise de lo que está haciendo en RS. La RS es mucho más fácil que todo esto: es –y lo he dicho ya unas cuantas veces– saberse responsable de los impactos de sus acciones sobre la sociedad, empezando por sus empleados y directivos, clientes, proveedores, bancos, accionistas y comunidad local. Saberse responsable de esto… y actuar en consecuencia.

Por tanto, la RS no es “cara”. Hacer una memoria es caro, tener un director de RS es caro (aunque solo sea porque no hará otras cosas que a usted le parecen ahora más importantes), actualizar la web es caro… Saberse responsable no cuesta dinero. Bueno, puede costar otras cosas, porque usted y su equipo directivo tendrán que pararse a pensar en los impactos de sus acciones sobre los demás. Pero esto no es otra cosa que “dirigir bien”. Y si dirigir bien es caro, entonces, sí, la RS es cara. Cuando yo era (más) joven, oí decir con frecuencia: “la vida buena es cara; la hay más barata, pero es peor”. Bueno, pues la RS es como la vida buena: es “cara”, como lo es la buena dirección, pero la otra no es buena.

¡Ah!, pero, desde otro punto de vista, la RS puede ser cara, si le lleva a usted a la conclusión de que no debe seguir haciendo que hacía, porque que no es compatible con una buena dirección. Perseguir a su proveedor en Bangladesh para que arregle su fábrica y no caiga encima de sus obreros, matando a más de 400, como ocurrió hace poco, es caro; y, mejor aún, plantearse cómo ayudarle a actuar bien para no poner en peligro a su personal, es caro; y decidir, después de una serena reflexión, que no debo seguir fabricando en Bangladesh y que debo buscar otra localización, también es caro. Pero, con visión a un plazo no muy largo, es lo que usted debe hacer. Porque se expone a un boicot por parte de sus clientes, o a tener mal ambiente entre sus distribuidores o entre sus empleados o, pero aún, usted está aprendiendo a gobernar sin tener en cuenta los legítimos intereses (¡la vida!) de los trabajadores de su cadena de suministro –y, a la larga, de todos sus stakeholders.

Otra cosa importante: la RS no es cuestión de sí o no, de blanco o negro; no consiste en cumplir un listado de objetivos, sino en una actitud. Por tanto, admite más y menos. Usted puede ser muy-muy responsable, o muy responsable, o bastante, o poco, o nada, con todas las posiciones intermedias. Y entiendo que me diga que no puede ser muy-muy responsable, aunque le gustaría, porque no tiene los medios (dinero, pero, sobre todo, tiempo, formación, equipo, ideas…) para serlo, y porque le aprietan otros problemas (“usted no sabe la cantidad de horas que me lleva pelearme con el banco por un crédito o arrancarle unos euros a un cliente moroso”). Bueno, pues procure ser un poco responsable, y algo es algo. Para empezar, ya está en la carrera: muy lejos de sus competidores quizás, y muy lejos de lo que le pide la opinión pública, o las organizaciones no gubernamentales, o su conciencia, pero en la carrera. Póngase unas pocas metas, ambiciosas pero asequibles, trate de alcanzarlas, y tómese un trago a fin de año, si las consigue. Y, para el año que viene, póngase unas metas un poco más ambiciosas. Y si el entorno le aprieta mucho, un poco menos ambiciosas, pero, en todo caso, exigentes. Y no deje de intentarlo: no de año en año, sino mes a mes, semana a semana, día a día.

Y no se invente excusas. Lo de que “la competencia es muy dura y el mercado no me deja ser responsable” puede parecerle razonable a usted, pero, de verdad, ¿no hay nada que usted puede mejorar en su empresa, sin jugarse la cuenta de resultados? ¿De verdad no tiene ni siquiera un poco de margen para actuar de una manera más responsable? ¡Ah!, y no me diga que es verdad, que no tiene margen, porque empezaré a pensar que usted es poco competente. Cuando yo era joven –lo he contado ya otras veces–, empezaron a llegar multinacionales a España. Y los empresarios de aquí se asombraban de que los inversores extranjeros ganaban dinero aquí, aunque pagaban los impuestos y tenían registrados a todos los trabajadores en la seguridad social. Los de aquí no lo hacían, quizás porque no querían renunciar a los beneficios abultados a los que se habían acostumbrado en los años de mercado protegido. O quizás porque sus empresas no eran todo lo eficientes, productivas, bien planteadas, bien financiadas y atentas a lo que pasaba a su alrededor, como las multinacionales. Y, claro, no podían ser responsables… porque no dirigían bien.

3 thoughts on “Sí, podemos ser socialmente responsables

  1. Como siempre, una lógica desbordante Prof. Argandoña.

    Ha dado respuesta a esas preguntas incómodas que me hacen constantemente amigos y colegas (que cuestionan cómo una economista esta en ese mundo de la sostenibilidad/RSC) y clientes potenciales con los que tengo reuniones – a veces imnotizantes por estar en la misma sintonía y otras veces de 5 minutos porque no vamos por el mismo camino.

    La verdad es que no me imagino otra forma de actuar – quizás porque soy irracional y pienso en 150 años vista que yo no veré, o pienso en las condiciones de vida de personas que no me tendrían que afectar. Sin embargo, desde el lado racional, estoy segura que si en algún lugar están siendo responsables en sus «touch points» con la sociedad – no me cabe duda que es ahí donde la mayoría querrá estar y querrá contribuir: Porque entonces no creemos en esto y actuamos en consecuencia?

    Una mejor gestión comenza por el «mea culpa» (sin propiciarse un Harakiri Japonés) con ánimos de motivarse a ser responsable del impacto de nuestras acciones en la sociedad «y actuar en consecuencia» y en positivo!

    Nota: Muy de acuerdo con el comentario del Sr. Comte Arnau, el coste para las marcas productoras, para los reguladores de RSE (que algunas marcas llevaban certificaciones éticas) y el coste país de la desgracia de Bangladesh hará repensar las estrategias de outsourcing de las empresas – y sospecho además que los consumidores mirarán de reojo y con cierto rechazo emocional a las etiquetas Made in Bangladesh…

  2. Lo contradistinto permite valorar lo distinto (LP en Antropología Tracendental). El hábito es lo que permite la contradistinción. si no se tiene el hábito de ser responsable no se puede saber ser RS.
    Saludos

  3. Efectivamente, se es ético o no se es ético. No hay medias tintas. Se está embarazado o no se está embarazado…
    Y la RS no es cara, sino díganselo a los de Bangladesh. ¿Cuantos sacos más de cemento y menos de arena pondrían ahora en las naves que colapsaron?
    Como dice un gran pensador de su misma Universidad, ‘Hay que hacer las cosas bien, por el placer de hacer bien las cosas’.
    Pues, eso mismo.
    Saludos

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