Bruselas exige reformas: basta de victimismo

Eso es lo que nos dice la prensa estos días. Bruselas, la Unión Europea, la señora Merkel, la troika, ellos, los malos… exigen, imponen, obligan a adoptar reformas y recortes en España, o sea, a nosotros, los buenos, los maltratados, los engañados… Es una manera de quitarnos las responsabilidades y las culpas de encima: son ellos, no nosotros. Es como si dijésemos que el médico nos obliga a operarnos, a hacer ejercicio, a cumplir una dieta…

Dejemos ya este victimismo y este no querer reconocer que los males son nuestros, que nosotros nos los hemos creado a nosotros mismos… Somos nosotros los que hemos cerrado el acceso al mercado de trabajo del 27% de nuestra mano de obra activa, los que hemos incurrido en niveles de deuda que triplican largamente nuestro producto interior bruto, los que hemos invertido donde no debíamos y ahora tenemos ante nosotros la dura tarea de recolocar los recursos hacia usos más rentables, lo cual es costoso, pero necesario, como la operación o la dieta que nos recomienda el médico.

Bueno, para no ser del todo pesimista, añadiré un detalle positivo. Ya sé que soy yo el que necesita la dieta, pero… está tan rico lo que me preparan para comer que, si no fuese por las amenazas de mi médico, seguiría engordando y poniendo en peligro aún más mi salud. Bien por Bruselas, que nos exige reformas, porque a nosotros nos falta fuerza de voluntad –política, social, económica, ética– para llevarlas a cabo. O sea que, después de quejarnos contra Bruselas, démosles las gracias, aunque sea solo en nuestra intimidad.

Por cierto, el listado de reformas que pide Bruselas –¡otra vez ellos!– es un puro ejercicio de sentido común. Y si hay algo que no nos parece bueno, pues… negociemos.

One thought on “Bruselas exige reformas: basta de victimismo

  1. Yo soy el último para decir algo porque soy sudaca, aunque provenga de por allá. Pero cito a una autoridad como es Polo que decía que no sabemos pasar la posta a las nuevas generaciones. Si pensáramos más en eso que en «seguir engordando» como bien dice el profesor Argandoña, nos daríamos cuenta de muchas cosas que ahora no vemos.

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