Es de sobra conocido que la banca española es una gran compradora de deuda pública española. O sea, que concede crédito, pero no al sector privado, sino al sector público. Es lo que los anglosajones llaman el efecto crowding out o efecto expulsión: la deuda pública expulsa al crédito a familias y empresas. Hay razones para ello, como ya he explicado otras veces. A diferencia del crédito al sector privado, la deuda pública no exige más capital a los bancos, de modo que aligera sus problemas de financiación; es, pues, un activo seguro y rentable que, además, soluciona los graves problemas del sector público, que necesita financiación abundante. Es una manera de decir que la crisis de la banca y la crisis de la deuda soberana van juntas.
En un artículo reciente en VoxEu (aquí, en inglés) Viral Acharya y Sascha Steffen explican con más detalle por qué los bancos de los países de la periferia europea siguen esta estrategia de colocación de la liquidez que reciben, sobre todo, del Banco Central Europeo. No es una estrategia impuesta por ese Banco ni por los gobiernos nacionales, sino algo planificado por algunos bancos privados. La estrategia consiste en que los bancos ganan financiándose a tipos de interés bajos y colocando los fondos en deuda pública con las elevadas rentabilidades de los gobiernos periféricos, con primas de riesgo elevadas. Y si la estrategia falla y el gobierno no puede hacer frente a su deuda, ellos serán rescatados –un caso típico de riesgo moral, es decir, de actuación consistente en llevar a cabo una conducta arriesgada, con la esperanza de no tener que pagar las consecuencias de ese riesgo, si las cosas resultan mal.
Acharya y Steffen ponen el ejemplo de Dexia, el banco franco-belga que ha tenido que ser rescatado dos veces, y que ha mantenido perseverantemente un alto porcentaje de sus activos en deuda, rentable pero arriesgada, de los gobiernos periféricos. Pero señalan que esa estrategia ha sido más general entre los bancos de esos países. Y concluyen que, mientras los bancos tengan acceso a fondos baratos del Banco Central Europeo (BCE, o de otras fuentes públicas), continuarán apostando por la deuda pública de los países periféricos, incluso aunque la prima de riesgo de esa deuda se dispare.
Lo que quiere decir:
- Que es urgente concluir la solución de la crisis bancaria, devolviendo la salud a todas las instituciones ahora en dificultades
- Que el Banco Central Europeo debe acelerar la retirada de la liquidez proporcionada a la banca en cuanto esta sea capaz de acudir de nuevo a los mercados.
- Que hay que continuar las políticas de austeridad para reducir las necesidades de financiación de los gobiernos.
Si no se cumplen estas condiciones, la recuperación del crédito al sector privado será problemática.
Falta que los políticos se ajusten bien los pantalones y tomen las decisiones que se tienen que tomar para que todo el sistema bancario sea sanado.
Non sequitur como la copa de un pino.
Dejen de mezclar presentar su ideología como si fuera ciencia económica, por favor!
La ciencia es ciencia y los números son números, por favor!
Al final alguien tiene que pagar los platos rotos. Y si la deuda es a interés muy bajo, serán las empresas más seguras, con lo que nos faltarán los bienes básicos. La austeridad está asegurada.