La reforma de la gestión pública

El día 24 de junio estuve en Madrid, en la I Conferencia del Sector Público «Líneas de mejora de la gestión pública» que tuvo lugar en el IESE, organizada por el Center for Public Leadership and Governance. Fue una jornada intensa y rica en ideas, sobre la reforma de la administración pública y los problemas que esa reforma plantea ahora, tema de gran actualidad en España. He aquí algunas de las ideas que recogí (y no digo quién las dijo, por aquello de decir el pecado y no el pecador o, en términos más finos, por las reglas de Chatham House: se dice lo que se dijo, pero no quién lo dijo):

  • Líneas clave de la reforma: Disciplina presupuestaria y transparencia, racionalización, eficiencia y desarrollo de las relaciones con los ciudadanos y las empresas.
  • Pragmatismo: La reforma se debe basar en lo posible, no en el ideal. Puede parecer poco ambiciosa, pero, a estas alturas de la película, lo mejor es enemigo de lo bueno.
  • Por fin ha entrado en la administración pública algo parecido al presupuesto base cero, del que siempre me habla mi buen amigo Domènec Sarsa. ¡Aleluya!
  • La recentralización no resuelve los problemas. Hay que reconocer las ventajas (y los inconvenientes) de la descentralización. Y hay que saber recortar los gastos innecesarios y las duplicidades. Equilibrio difícil, porque es, en buena parte, político, de modo que las supuestas soluciones técnicas no lo resolverán.
  • Nos hemos instalado en una cultura de falta de cooperación entre las administraciones, sobre todo entre comunidades autónomas. Y yo aproveché para recordar a los de la mesa redonda que moderé que todos tenemos algo de responsabilidad en esa falta de colaboración -las empresas, también.
  • Las decisiones deben estar basadas en análisis sosegados y bien documentados, no en «calentones» ocasionales. Es verdad que hay muchos gastos innecesarios y muchas oficinas repetidas, pero esto no significa que haya que destruir todo eso. Sí, ya sé que lo que digo es contracultural, pero me parece que, en esta como en todas las demás reformas, hay que huir de la crítica apresurada y de las soluciones mesiánicas.
  • Las fundaciones públicas no tienen sentido. Son figuras jurídicas creadas para dar entrada al sector privado en actividades de naturaleza social.
  • El problema no es tanto el exceso de normas (que lo hay, claro), sino que no sabemos cómo se articulan entre sí.
  • Antes de suprimir las Diputaciones provinciales, pensemos bien qué funciones desempeñan, cuáles de estas se pueden transferir a otros órganos y cuáles se pueden suprimir. Una idea que salió repetidas veces en la jornada es la de que no vale el café para todos: hay Diputaciones que tienen una misión clara y otras que no la tienen. Y así con todo.
  • La reforma de la Administración ha de coordinarse con la reforma del Estado. Esta última está provocada, ahora, por el problema de la deuda. Pero una y otra se exigen y se acompañan.
  • Se ha deteriorado la confianza de los ciudadanos con la Administración: porque no se ha reconciliado adecuadamente la distribución de recursos con las prioridades que los ciudadanos demandan y porque se ha deteriorado la productividad del sector público con los recortes indiscriminados.
  • La descentralización, muy intensa, se ha detenido en las comunidades autónomas, y ha llegado de modo disperso y poco eficiente a los entes locales.
  • Es necesario un ejercicio periódico de revisión de las competencias atribuidas por la Constitución, por los Estatutos de Autonomía o por las leyes a las distintas administraciones, para ver si se cumplen y si se debe cambiar su atribución.
  • Si modificamos el sistema de competencias, habrá que cambiar también la financiación.
  • Al final, me dio la impresión de que la financiación es algo muy importante en la reforma de la gestión pública, porque hay competencias atribuidas que no se quiere cambiar. Mi propuesta sería: que cada uno gaste lo que quiera en lo que quiera, siempre que se financie de forma eficiente, de modo autosostenible, sin trasladar cargas (deudas) a otros niveles y sin perjudicar a esos otros niveles de otro modo, respetando siempre los derechos de los ciudadanos.

Se dijeron muchas más cosas, pero las anteriores me llamaron particularmente la atención.

7 thoughts on “La reforma de la gestión pública

  1. Muchas gracias profesor por estas ideas de reforma de la gestión pública y el presupuesto del estado o gasto público agregado. Añadiría los siguientes puntos.
    x Una independencia de poder constitucional de la intervención general del estado para decidir sobre los sueldos de los políticos y otros cargos que reciben su remuneración de los presupuestos.
    x Una coordinación de todas las inspecciones para determinar dónde hacen falta personal al servicio de la administración pública.
    x Una profesionalización de los cargos directivos ajena a los decisiones políticas. Así un jefe de área no pase a subordinado del nuevo cargo, del mismo área.
    x Un mecanismo de ajuste porcentual entre la población ocupada y la población que recibe sus remuneraciones de los presupuestos. Yo establecería un 10,0% de la población ocupada. Como hay un desfase entre el mercado y el presupuesto, se me ocurre un lapso de 2 años de no contratación en el personal al servicio de la administración pública.
    x Dentro de la financiación, plantearía el adelantamiento temporal de la recaudación sobre los bienes económicamente públicos. Si los intereses (capítulo 4 de gastos) no se comen el presupuesto, el estado y otros entes, no tendrían que acudir a la deuda pública.-

  2. Buenos días,
    Muchas gracías por el artículo, en breves comentarios, una muy buena visión de en qué consiste dicha reforma y en qué debemos colaborar todos, personas físicas y jurídicas.
    Solo añadir que me parece sorprendente de todo lo comentado, que mas que de un ambito financiero y politico, las medidas parecen de puro sentido común (destacar la defensa de las ventajas – y desventajas – de la descentralización).
    Por último no veo que se haga referencia a la creación de un sistema central de compras único de suministros para toda la administración… que se vende como algo original cuando la concentración de suministros es lo mas habitual y básico en el tema de la negociacion de la Cadena de Suministros. En este sentido no es «pedir» que se implante un enfoque estratégico sino como diría Paul Alexander, Director de Indirect Procurement de BP: «… let’s talk about better buying. I think the essence of transformation is to give the «business» what it really needs, to listen very, very hard. It might be better deals, it might be good data, other things, but the important thing is to listen hard and not assume you know what the business wants.”
    Un saludo

    @Ad2Da2

    1. De acuerdo, Diego. Iba a decir que la racionalidad no es quizás lo que más caracteriza a las administraciones públicas, pero se me ha ocurrido que puede haber otras razones. Si las compras están centralizadas, no compraremos en nuestra comunidad autónoma que, ya se sabe, es la mejor. O, ¿qué haremos con la oficina de compras de mi Departamento? Si deciden otros, ¿quién me dará mi comisión? Bueno, no es un modelo de racionalidad, pero, en todo caso, son razones que no podemos obviar. ¿O sí?

      1. Buenas tardes,
        Lo primero muchas gracias por responder a mi comentario.
        Muy, muy buena observación acerca de la ya tan conocida regla de «¿qué hay de lo mío?». En este sentido he de pedir disculpas ya que no recordé al hacer mi anterior comentario cómo en determinados Concursos Públicos en los que nos presentamos sobre, por ejemplo, temas de alimentación colectiva (Comedores sociales, Residencias, Colegios, etc.) nos hemos vuelto literalmente locos para llegar a unos precios imposibles de acceso fijados por Entidades Públicas para poder ofertar tratando de cumplir las tan conocidas normas de “proximidad” y “ecologismo”.
        De hecho ambas dos condiciones no solo son falsas en muchos casos sino que son completamente irrealistas y llevadas a veces al extremo no ya de la Comunidad Autónoma sino del localismo y/o de la zona de influencia (“no mas de 50Km desde el productor/distribuidor hasta el Centro…”), …
        …Este tema daría para un artículo entero.
        Respecto a qué hacer con cada Oficina de Compras que queda inútil es un tema con el que deberán enfrentarse de todos modos ya que una Central de Compras implicará una globalidad en la negociación en contra de la anterior definida localidad.
        De la comisión ni hablemos salvo que queramos decir realmente rappel sobre compras (…)
        En cualquier caso, lo que quiero decir es que podemos tener un objetivo muy bueno con un potencial enorme (como son las Centrales de Compra) pero ¿negociaran los suministros solo por nivel de gasto o se centrarán también en los estratégicos que permiten ahorros a medio/largo plazo? ¿Sabrán identificarlos? ¿los categorizaran?
        De nuevo gracias
        Un saludo
        @Ad2Da2

  3. Todo parece muy razonable, pero me plantea algunas preguntas:

    -No vale el café para todos: topamos con el problema político de siempre, que nos condena a no entendernos.
    -Transparecia: la relaciono con la solidaridad entre autonomías y el famoso tema de las balanzas fiscales, que no solo afecta a una comunidad por todos conocida: ¿debe ser la solidaridad indefinida, incontrolada y opaca? ¿Cómo se soluciona? ¿Con topes?
    -Ritmo de las reformas: el reloj corre. ¿Cuánto tiempo tenemos?
    -Usted reconoce que hay soluciones técnicas pero que la decisión es política… ¿Hay voluntad política de llevar a cabo este proceso sin romper más platos de los que ya se han roto?

    Perdone que me extienda, pero son temas que creo que vale la pena tratar a fondo. Gracias.

  4. Muchas gracias por el resumen de lo debatido. Se deja ver, disculpen mi insistencia, la necesidad del sincronismo. Casi todas las mociones sugieren acciones que deben sincronizarse para que funcionen. Y repito que es un tema cuantitativo, aunque la parte más importante sea cualitativa. El monitoreo debe saber realizarse y eso requiere primero que los cálculos dinámicos se realicen con métodos dinámicos además de los actuales, que también son requeridos.

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