Los gobiernos suelen olvidar el impacto que las politicas macroeconómicas tienen sobre la distribución de la renta. Y, claro, luego la gente se queja. Apareció hace poco un documento de trabajo del Fondo Monetario Internacional sobre «Los efectos distributivos de la consolidación fiscal» (aquí, en inglés), que ofrece algunas conclusiones interesantes.
- Las consolidaciones fiscales (la austeridad, en el lenguaje de nuestra crisis) suelen ir acompañadas de aumentos en la tasa de pobreza. Esto lo hemos comprobado en España en los últimos años.
- También en la desigualdad en la distribución de la renta. Esto también salta a la vista.
- Y en la proporción de los salarios sobre la renta nacional, por la caída de los salarios y del empleo -quizás porque la reducción de los sueldos y del número de funcionarios forma parte de muchos paquetes de consolidación fiscal.
- Y elevan el desempleo, sobre todo el desempleo de larga duración. Y pueden convertir el desempleo temporal en un problema difícil de erradicar a largo plazo.
- Los programas basados en la reducción del gasto público tienen un mayor impacto sobre la distribución que los que se basan en aumentos de impuestos, aunque estos últimos suelen frenar más el crecimiento económico. Se plantea, pues, la búsqueda de un equilibrio entre eficacia económica y distribución. En todo caso, otros estudios han llegado a la conclusión contraria: las elevaciones de impuestos tienen más efectos negativos sobre la distribución de los ingresos.
La conclusión que he sacado de la lectura de este trabajo es que los gobiernos deben tener en cuenta los efectos distributivos de las políticas de austeridad. O sea, deben considerar los distintos efectos -sobre el crecimiento, sobre la reducción del déficit y de la deuda, sobre el bienestar de los ciudadanos, sobre la distribución de la renta, sobre el aumento de las tasas de pobreza, sobre el volumen de deuda, sobre los tipos de interés, etc. Tarea nada fácil, por la difícil situación de la economía, por la proliferación de los problemas, por las presiones que reciben…
Y, como consecuencia, me parece que es bueno que, en las políticas de austeridad, se establezca también el impacto que puede tener en las personas de menos ingresos y de menores posibilidades de adaptación (ancianos, por ejemplo) a la hora de establecer los criterios que deben presidir los planes de consolidación.
Un factor determinante es la «agilidad» de la economía, según advierten Aoki y Yoshkawa. Nosotros hemos ido más allá, gracias a LP en sus incursiones a la economía, y es un «concepto» que hemos llamado «actividad económica». Es lo que determina el peak de las distribuciones de oferta y de demanda para luego re-establecer el equilibrio fiscal, que en realidad es la «dinámica» fiscal.
Por si acaso el peak de las distribuciones oferta-demanda coincide con el potencial de las curvas de oferta-demanda.