Poco después de haber escrito sobre este tema (aquí), me encuentro con un brevísimo artículo de Ricardo Crespo, un profesor argentino con cuyas ideas congenio mucho. Apareció en la Revista Cultura Económica, de la Pontifica Universidad Católica Argentina (aquí), en el número de diciembre 2008 a mayo de 2009, pero no había caído en mis manos hasta el pasado fin de semana. Su tesis es la misma que yo sostenía hace poco: la crisis tiene muchas causas, y hay que mirarlas todas, si queremos entender lo que pasa. Él menciona cinco niveles de causas:
- Técnico. Ya se sabe: fijarse solo en las técnicas (tipos de interés, contabilidad, sistemas de retribución…).
- Psicológico. Euforia, comportamientos en manada, pánicos…
- Moral. Fraude, cortoplacismo, codicia. Y pone énfasis en la mediocridad, el trabajo mal hecho: «muchos se han dado cuenta de que algo no estaba del todo bien, pero no han querido pararse a reflexionar acerca de ello (los ganó la pereza, o la complicidad con intereses egoístas o pragmáticos, influidos por su frivolidad, que es superficialidad)».
- Histórico. El recuento de los hechos que han contribuido a la crisis.
- Filosófico o metafísico. «Esta crisis, dice Crespo, pone de manifiesto la futilidad de la idolatría de los instrumentos (…) Pensar que la racionalidad técnica (incluida la del mercado tal como es concebido por la economía) lo es todo, es fascinante por lo sencillo y práctico, pero es una grave simplificación que se paga cara, como estamos viendo. (…) Las reglamentaciones únicamente destinadas al control no son la solución: son los refugios de los inescrupulosos. Solo sirven las reglamentaciones que, más allá del control, apuntan a formar virtudes, carácter, que es lo que falta».
Y concluye: «Ojalá que aprendamos de la crisis. Pero lo peor de ella, a juzgar por las reacciones de los intelecutales y de los poderosos del mundo, es que no aprendemos, porque la crisis no es más que una manifestación del estancamiento contemporáneo del pensamiento, del que es muy difícil salir». Más claro, imposible.
En mi sesgada opinión como discípulo de JAPL (Juan Antonio Pérez López) creo que el dimensionamiento tridimensional de eficacia, atractividad y unidad es completo y bastante analítico dado el caso.
Saludos