No, no me refiero a si alguien puede entrar en una sucursal bancaria con una pistola y gritar «¡manos arriba, esto es un atraco!». Muchos lo han hecho en el pasado. Me refiero a si alguien puede apropiarse del dinero de un banco por procedimientos más limpios y menos arriesgados, incluso con visos de legalidad. Bueno, esto también se puede hacer, y de hecho muchos lo han hecho, no solo en bancos, sino en otros muchos sitios y con procedimientos que van desde lo sencillo a lo sofisticado. El último caso, recientemen te descubierto en España, es el de las tarjetas de crédito «black» entregadas a directivos y consejeros, sin límite, sin declararlas a efectos fiscales y sin necesidad de justificante.
El por qué y el cómo no me interesan. Es tan aburrido como cualquier otra inmoralidad de las que se practican en los negocios, en la vida política, en los medios de comunicación o en las instituciones académicas. El «caso» se acaba enseguida: ¿qué podemos decir de esta acción? Que es inmoral. Punto.
Me interesa otra cosa: ¿por qué ocurren estas cosas en las instituciones financieras? El chiste es fácil: el ladrón al que le preguntaron por qué robaba en los bancos contestó que era porque ahí estaba el dinero. Pero sí, es verdad: en las finanzas está el dinero. No físicamente, sino lo que los economistas llamamos rentas. Permítame el lector que se lo explique. Supongamos que alguien tiene una parcela de huerto a un kilómetro de un pueblo, y otro tiene una parcela de la misma calidad y rendimiento a cinco kilómetros. ¿Cuál de los dos ganará más dinero? El más próximo, claro, porque venderá sus productos al mismo precio que el otro, pero se ahorrará los costes de transporte. Ese mayor beneficio es una renta, en el argot económico: en este ejemplo, es el rendimiento que se obtiene por la proximidad.
Ahora usted administra la finca más rentable, por cuenta de su propietario. ¿Puede usted aprovecharse de las rentas que genera? Sí. Por ejemplo, puede proponer al transportista que cobre más por llevar las hortalizas al mercado del pueblo, y que le pase una parte de ese beneficio extraordinario como «comisión». Quizás el dueño de la parcela sospeche que usted gana dinero a su costa, pero está claro que usted es el que conoce dónde se generan las rentas de proximidad y cómo apropiárselas.
Pues bien, en el mundo de las finanzas esto pasa con frecuencia. Un reciente estudio (aquí, en inglés) explica por qué las remuneraciones son más altas en el sector financiero, tanto para consejeros y directivos como para los analistas e incluso el personal administrativo. En igualdad de condiciones, ese personal gana un 48% más que los de las mismas características que trabajan en otros sectores, en el Reino Unido –y me parece que esto vale también para casi todo el mundo, España incluida.
¿Y por qué son más altos sus ingresos? El estudio llega a la conclusión de que no es porque la gente en el sector tenga mayores cualificaciones, o porque tengan mayores conocimientos o capacidades, sino porque en el sector financiero se generan muchas rentas, como en el caso de nuestros agricultores. Y, claro, los que trabajan en el sector han aprendido a apropiárselas, por procedimientos legales o no.
¿Por qué es importante esto? Los economistas solemos defender que los beneficios cumplen una función importante en la motivación de las decisiones en el mercado y como indicadores de dónde es mayor la eficiencia en el uso de los recursos. Pero eso no vale para las rentas. El beneficio extraordinario del agricultor más próximo no se debe a que sea más trabajador, ni más eficiente, ni más innovador, sino a la casualidad de estar más cerca del mercado. Si se lo quitásemos, seguiría produciendo patatas de la misma calidad y llevándolas al mercado local cada día.
Estimado profesor,
Lo que dice del caso de las tarjetas opacas es: “… no me interesan. Es tan aburrido como cualquier otra inmoralidad … El caso se acaba enseguida: ¿qué podemos decir de esta acción? Que es inmoral. Punto”. Posteriormente cuenta un chiste y una historia de agricultores (muy entretenida y formativa, sinceramente).
Es posible que Vd. sea la única persona de España que piensa que este caso es aburrido.
Por otro lado, se discute que sea una inmoralidad. Es posible que no sea ni eso (si lo que se defiende es que era parte de su sueldo), o es posible que sea además un delito (fiscal). Otros dicen que es apropiación indebida, etc.
¡Los hay que han gastado dinero de esa tarjeta incluso después de dejar de tener relación con Bankia!
Los hay del PP, del PSOE, exministros, sindicalistas, empresarios, etc.
Está por ver qué hace el Banco de España. El FROB se está sumando a las causas. Algunos dicen que también es responsabilidad de la CNMV (un poco forzado esto último).
Los implicados están devolviendo el dinero, dimitiendo, haciéndoles dimitir. Este es de los pocos casos en los que hay consecuencias inmediatas a hechos inmorales (por adoptar esta terminología). ¡Ni siquiera destaca esto en su blog! Este es un muy buen camino a seguir: exigir cuentas inmediatas y no sólo a nivel judicial (que se eterniza en España) sino social.
No entiendo que lo que dedique sean dos frases para decir que es aburrido. Tanto más cuanto una de las partes de su blog es la ética en la empresa. Para esto, mejor no haber sacado el tema. Hubiera sido mejor.
Realmente, ¿no tiene ninguna opinión más al respecto? ¿no cree que en un blog de ética en la empresa este caso merece más que dos líneas? ¿realmente considera este caso aburrido?
Sinceramente, no lo entiendo.
Un saludo,
El sincronismo se da en el espacio-tiempo, como decía Minkowsky. Saludos profesor.
Buenas tardes Profesor desde Argentina.
interesante su punto de vista. considero que es así, una de las causas, la proximidad , hay un viejo dicho popular que dice » la ocación hace al ladron», pero
tambien hay que tener en cuenta donde se ha formado y mirar los antecedentes para contratar. No obstante ello, está siempre latente la tentación por un lado, el lado debil de la naturaleza
y la necesidad del ser humano por otro. Creo que para eso están las auditorias permanentes, los sistemas administrativos organizados con la debida diversificación de funciones y los controles diarios.