Los problemas de Grecia y el sentido común

Martin Wolf escrfibió el pasado día 22 un interesante artículo en el Financial Times (aquí, en inglés), titulado «Los mitos que bloquean el progreso en Grecia». Se trata de una llamada al sentido común en la solución de los problemas de un país y en la negociación de una solución de esos problemas con otros países. Lo de menos es que el lector esté de acuerdo en todo lo que dice Wolf; lo importante es la llamada que hace a que nos desprendamos de nuestras preconcepciones, bloqueos políticos e ideológicos, preferencias personales o de partido o de escuela cientítica, etc., para tratar de resolver, de verdad, los problemas.

He aquí los bloqueos, mitos, errores, preconcepciones que Martin Wolf presenta:

  • La salida de Grecia sería una ventaja para la eurozona. Sería un descanso: por fin nos hemos quitado un problema de encima. Pero no algo favorable para nosotros. Wolf señala el crecimiento del populismo que esto supondría, pero hay otros argumentos posibles: por ejemplo, el hecho de tener un antecedente, que haría que, cada vez que apareciese alguna crisis, por pequeña que fuese, aparecería el problema de «ya tenemos otro caso como el de Grecia». Y estas profecías se autocumplen.
  • La salida de Grecia ayudaría a Grecia. Claro que la ayudaría,… si Grecia tuviese una industria o unos servicios dinámicos, innovadores, competitivos, capaces de comerse el mundo aprovechando la depreciación de su moneda. Pero esto no es lo que ocurre ahora.
  • Es culpa de Grecia. Vale, pero… también es culpa de sus acreedores, porque nadie les obligó a prestar a Grecia. Al menos, compartamos las responsabilidades.
  • Grecia no ha hecho nada. Nada más que apretarse el cinturón, sufrir una gravísima crisis, reducir su bienestar… ¿No ha hecho nada?
  • Los griegos pagarán. No pueden pagar, al menos durante muuuuuuchos años. El realismo es una virtud que los acreedores no suelen tener, porque están pensando solo en que el deudor pague… la deuda que tiene con ellos, no la que tiene con todos los demás. No suelen ponerse en la piel de la otra parte, porque no les interesa.
  • Si Grecia no paga, debe salir del euro. No hace falta: hay soluciones, pero, probablemente, los acreedores (que ahora son casi solamente entidades públicas) no quieren ni pensar en ellas, porque supondrían crear un precedente peligroso. Lo que es verdad, pero esto no significa que no haya soluciones.

«Reventar estos mitos no nos proporciona una solución satisfactoria. Pero puede ser un buen comienzo», dice Wolf. Estoy de acuerdo. Como señala Wolf, Grecia tiene un problema de deuda pública, y otro de capacidad de crecimiento, y uno condiciona al otro. A nosotros, los españoles, hacer el ejercicio que propone Wolf nos sería muy útil, porque ayudaría mucho a nuestra manera de hacer frente a la recesión, de la que ya estamos saliendo, y de los otros problemas que hemos metido debajo de la alfombra.

 

2 thoughts on “Los problemas de Grecia y el sentido común

  1. Un tema muy actual y de gran preocupación, ahora se baraja otra amnistía fiscal al estilo de la nuestra, el problema es que es una país con muy poco tejido industrial y que sólo le queda el turismo. Todo son rachas esperemos que se despejen las distintas responsabilidades de todos los implicados y se resuelva de la mejor manera para la población.
    Para mí España está algo mejor pero tampoco mucho mejor, esperemos que estos tiempos pasen, pero aun nos queda mucho en mi humilde opinión, perdón por este última divagación y salirme del tema de Grecia, pero ya que estamos sufriendo esta crisis, unos más que otros en este país también tenía que mencionarlo.

    Como siempre gran artículo y de mucha expectación y actualidad.

    Gracias y un abrazo!

  2. Aunque Grecia no tenga capacidad de crecimiento ahora, si se sincronizan sus habilidades con las de los otros países de europa, se solucionarán sus problemas. Si no desean hacerlo así, tendrán que sincronizarse ellos mismos o con países de afuera. Una preconcepción muy arraigada es no desear enterarse de la importancia del sincronismo.

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