La noticia apareció en Expansión hace unos días: «Los fondos de inversión ya financian pleitos en España». Cuando un pleito es suficientemente importante, un fondo (por ahora extranjero) puede financiar todos los gastos de procedimiento (abogados, procuradores, tasa y peritos) así como las costas de contraparte en caso de desestimación. El fondo, como es lógico, no se lanza si no hay una due diligence que ofrezca esperanzas de un resultado favorable. Y se queda con un porcentaje (en el artículo se habla del 30%) de la cantidad que el demandante espera recuperar (y no se lleva nada si el pleito se pierde).
Hay gente para todo, decía un amigo mío en mis años de estudiante universitario. Es un negocio como cualquier otro, ¿no? En casos como estos, el demandante no suele tener recursos para hacer frente a un pleito largo, complejo y muy caro, de modo que está bien que un fondo le proporcione el dinero. Es una variante, a lo grande, de la figura del abogado esperando a la puerta del hospital que salga un accidentado para proponerle llevar al que le causó los daños a juicio, a cambio de un porcentaje de la compensación. Y si no ganamos, no se preocupe, yo no cobro nada.
Lo que pasa es que… bueno, a mí me habían dicho, cuando estudiaba economía, que los intermediarios financieros recogían fondos de los ahorradores para prestarlos a los inversores en proyectos que, probablemente, tenían una repercusión social, empezando por la creación de valor añadido. Lo que hacen estos fondos no me parece que genere un rendimiento de este tipo. Cambia dinero de bolsillo. Lo cual es justo, ¿no?, al menos para el que se ha sentido perjudicado. Pero… ¿hay formas más rentables, socialmente más rentables, de dar rentabilidad al dinero de los ahorradores? Me parece que es un paso más en esa tendencia a generar rentas (compensaciones que no tienen que ver con la generación de valor en un mercado competitivo) y repartirlas…