¿Hay una manera cristiana de dirigir empresas?

Día de Navidad. Ya felicité a mis lectores hace unos días. Hoy pensaba dejar pasar el día en silencio, porque es una fecha para estar en familia y olvidarse de otros temas, presuntamente «serios», aunque no más serios que eso de «hacer familia» celebrando el nacimiento de un Niño. Pero acabo de recibir, recién publicado, un libro titulado «Dirigir empresas con sentido cristiano», que recoge un Epílogo mío, con un prólogo de Jordi Canals, Director General del IESE, y una larga introducción de Domènec Melé, Profesor de la misma escuela. Pero los colaboradores somos anécdota: el libro, publicado por Eunsa, recoge discursos y artículos escritos por Mons. Javier Echevarría, Obispo Prelado del Opus Dei, a propósito de actividades o aniversarios del IESE. Y me pareció que el tema era apropiado para el día de Navidad y para un blog como este, en el que los temas empresariales aparecen una y otra vez.

Pero no voy a explicar el contenido del libro, ni tampoco mi Epílogo. Quizás hable de ellos otro día. En todo caso, lo que vengo a decir es que hay muchas maneras de dirigir, algunas mejores y otras peores. Entre las mejores se encuentran, me parece, las que parten de la concepción de la empresa como una comunidad de personas. Porque esto es lo más coherente con la dignidad humana. Y porque es lo más realista, lo que mejor describe qué es una empresa. No es un capital cuyo rendimiento hay que maximizar; ni una caja negra en la que entran inputs y salen outputs; ni un conjunto de activos que buscan la excelencia… Es una comunidad de personas.

Y donde hay personas hay aprendizajes: de conocimientos, de capacidades, de actitudes, de virtudes… Por tanto, hay ética, como en toda acción humana, porque toda acción humana deja «huellas» en las personas, como le gusta decir a mi colega del IESE Rafael Andreu. Esto significa que en cada acción humana, el actor recibe las huellas de sus propias decisiones: aprende. Y, por tanto, mejora o empeora. Como persona y como profesional, porque no hay compartimentos estancos (ahora los llaman silos) en el ser humano. Y deja sus huellas sobre los demás, que mejoran o empeoran. Por tanto, hay responsabilidades: esa Responsabilidad Social que, lo he dicho muchas veces, es la huella que la empresa deja en la sociedad, o sea, en las personas.

Sí, hay mejores y peores maneras de dirigir, lo que no depende solo, ni principalmente, de la eficiencia económica, de los beneficios o de la cotización de las acciones, sino del desarrollo de las capacidades del equipo humano que es la empresa, con sus dimensiones económicas (que sí, que hay que ganar dinero), sociales, políticas, psicológicas… y morales. Y aquí viene lo de dirigir empresas con sentido cristiano. Porque el cristianismo no es una ética, sino algo mucho más profundo: es el encuentro del ser humano con el Dios hecho hombre que celebramos hoy, día de Navidad.

Pero, me dirá el lector, este es un argumento religioso. Veámoslo de otro modo: este es un argumento sobre la actividad empresarial, que pone énfasis en algunos aspectos concretos (empresa, dirigir, eficiencia), pero que no deja de ser una actividad humana, con todas sus dimensiones, también religiosas. ¿Qué añade, aquí, la religión? Una manera más amplia de entender el ser-que-dirige, que tiene su historia, su cultura, su formación, sus inquietudes, su entorno… y su conexión con Dios y con los demás. El cristianismo. en cuanto que se remite al ser humano, no añade nada nuevo: dirigir cristianamente es dirigir bien. Punto. Pero en cuanto se remonta a una dimensión más elevada, la sobrenatural, abre nuevos horizontes. Mencionaré simplemente con uno: si Dios me ha creado por amor, si ha creado a millones de mujeres y hombres por amor, Dios nos ama a todos, y mucho, pero a todos. Por tanto, yo debo amar a los demás, porque Dios nos ama a todos y a cada uno. El argumento no es distinto del que dará un buen profesor de management: has de tratar bien a tus empleados, porque eso es lo que conviene a tu empresa (consecuencialismo, pero del bueno), a ti mismo (sano egoísmo), porque eso es lo conviene a un directivo excelente, y porque eso es lo que conviene al directivo como persona. Pero es también un argumento más elevado. O más profundo, si se prefiere.

Feliz Navidad de nuevo a todos.

5 thoughts on “¿Hay una manera cristiana de dirigir empresas?

  1. Es muy interesente el articulo, si creo que hay una forma cristiana de sirigir una empresa, pero no hay muchos empresarios que quieran llevarla a cabo, lamentablemente uno de los pecados capitales rige a mucho de ellos, la avaricia, si finalmente los empresarios fuesen un poco mas cristianos el mundo no seria el que conocemos

  2. Me ha parecido excelente. En un momento donde es espíritu real de la Navidad se intenta esconder. La sociedad consumista, se pregunta que está pasando que ya no se gasta con la alegría de antes. Queremos seres que sin la alegría que aporta la trascendencia de la vida, sigan gastando sin sentido. Y esos mismos consumidores son los que en ocasiones llegan a dirigir empresas sin espíritu.
    Me queda la confianza en Dios, y saber que Apoyándome cada día en el, seré capaz de en mi ámbito de responsabilidad, hacer que en la empresa en la que trabajo, haya oasis de cordura cristiana.

  3. Estimado Antonio:
    Muy apropiado el comentario, celebrar el nacimiento de Jesús, debe ayudarnos a empresarios y empleados a llevar su mensaje siempre nuevo a las empresas «el amor», dirigir, trabajar e innovar con amor, es la mejor forma para progresar.

    Saludos,

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