Vuelvo sobre un tema que me preocupa desde hace tiempo: estamos en una cultura de «silos», de compartimentos estancos, en la que es muy difícil entender lo que piensan «los otros». Y, claro, acabamos en una conversación entre sordos o, lo que es peor, en una batalla en la que nadie entiende nada. Leí hace unos días un articulo en la Spiked Review (aquí) en el que Todd Gitlin explica qué pasó en los años sesenta, cuando los movimientos estudiantiles en Estados Unidos (y en Europa, aunque Gitlin se refiere sobre todo a Estados Unidos). Ahora no me interesa qué pasó en los sesenta, sino cómo alguien hace un análisis de lo que pasó entonces, que nos sirve para entender aquello. Porque lo que me parece que necesitamos es alguien que nos explique qué pasa ahora, con el Brexit, con los populismos, con la gente desmoralizada por la crisis…
Gitlin señala, por ejemplo, algo que en los años sesenta fue importante en Estados Unidos: los padres habían conocido la Gran Depresión, y la Segunda Guerra Mundial, y la bomba atómica; lo que ellos pensaban era consecuencia de todo eso. Pero los chicos no entendían que la depresión y el paro fueran un problema y que la derrota del fascismo fuese algo relevante, pero lo de la bomba ya era otra cosa, porque ponía de manifiesto que la sociedad iba hacia un desastre: se sentían viviendo en un mundo que estaba al borde del abismo. Sus padres no entendían esto, pero a los hijos les parecía algo horrendo, en lo que se reflejaba todo lo demás que no les gustaba: la sociedad rica, la cultura americana… Porque, además, ellos tenían que ir ahora a Vietnam, a dejarse matar por algo que no entendían, que no les ineresaba… «Nosotros nos sentíamos ansiosos, desplazados y dejados a un lado por unas circunstancias históricas que estábamos intentando clarificarnos a nosotros mismos».
Otro ejemplo: sus críticas al capitalismo no iban por los argumentos de la Vieja Izquierda, sino eran otros: porque el capitalismo había hecho muy poco por temas como el racismo, la segregación racial, y también por la gran burocracia, la centralización, la jeararquía... Igualmente, la revuelta en las universidades era contra las viejas instituciones, contra la capacidad de los poderosos para tomar decisiones que les afectaban a ellos sin contar con ellos. Y estaba también la rebeldía contra la democracia, tal como se entendía entonces, que no tenía en cuenta que todo ciudadano tenía derecho a participar (algo que hoy vuelve a estar en la calle).
Gitlin explica que esta no era la mentalidad de todos los jóvenes, pero sí la de los activistas. No sé si tiene razón; lo que me interesa de ese análisis es que explica algunas razones para un desencuentro, para unas actitudes que a los mayores les parecían una locura. La historia se repite, ¿no? ¿Podemos tener unas explicaciones parecidas de lo que nos está ocurriendo ahora?
Interesantisimo debate el que planteas, como de costumbre.
La sociedad de entonces tenian una serie de preocupaciones muy diferentes… ahora la preocupación es de si un «Pokemon» ha aparecido cerca…
Cuanto menos, preocupante, un abrazo.