En dos entradas anteriores he volcado unas cuantas ideas acerca de las posibles razones por las que las empresas deciden comportarse de manera socialmente responsable. Ya expliqué que no tienen por qué ser alternativas: en todas las decisiones que tomamos actúan varios motivos, y lo mismo pasa con la Responsabilidad Social (RS). Continúo con el tema.
- Las empresas tratan de ser socialmente responsables porque es una exigencia ética. Me parece que esta es una motivación muy generalizada, incluso entre las empresas que quieren ganar mucho dinero, pero de manera honesta y limpia. De alguna manera, este argumento forma parte de otro mencionada en otra entrada anterior: la empresa persigue varios objetivos, como el beneficio, quizás también resultados de reputación, reconocimiento, prestigio… y también resultados éticos. No me gusta, pero continúo con esta idea, porque lo que muchos empresarios y directivos consideran ético lo ven como una limitación o una restricción externa, como «otro» objetivo distinto del beneficio que obliga a un intercambio: un poco más de solidaridad, o de justicia, o de cuidado del medio ambiente, a cambio de un poco menos de beneficios. Bueno, esta puede ser la manera de trabajar de muchas empresas, que quieren ser éticas, siempre que esto no sea muy caro, o ganar dinero, siempre que esto no sea demasiado inmoral. No me gusta porque la ética no es esto. La ética es algo positivo, que mira primero a la persona que toma las decisiones: lo que intenta es que esa persona mejore como persona cada día en cada nueva decisión, y esto no es compatible con según qué intercambios de los mencionados antes. La ética no puede ser consecuencialista, sobre todo si las consecuencias que se calculan hacen referencia a los beneficios de la empresa. En definitiva, la empresa no debe entender la ética como «o esto, o aquello», sino como «esto y aquello y todo lo demás, ahora y siempre», porque la no ética deteriora la calidad moral del que toma las decisiones, y hace más difícil tomar buenas decisiones en el futuro: la empresa que admite trampas en la calidad de su producto para mejorar beneficios, está aprendiendo a no satisfacer las necesidades de sus clientes, o sea, está aprendiendo a faltar a su razón de ser.
- Por eso, la empresa debe entender que debe ser socialmente responsable porque esta es la manera de ser una empresa excelente, y esto tendré varias dimensiones: económicas, claro, pero también sociales, psicológicas y éticas. Como ya he explicado otras veces, esto no quiere decir que sus acciones vayan a subir como la espuma, o que vaya a tener unos beneficios extraordinarios: significa, simplemente, que estará en condiciones de ser una empresa magnífica, en términos económicos, pero también éticos y sociales, bien considerada, con empleados implicados y clientes locales, hoy y mañana. Y, en consecuencia, los directivos socialmente responsables estarán camino de ser directivos excelentes. En camino de ser, porque la RS es un itinerario, no un resultado; se gana a lo largo del tiempo, y se puede mejorar siempre.
No sé si he recogido suficientemente todas las posibles razones por las que las empresas deciden ser socialmente responsables. Me parece que ha quedado claro lo que, en mi opinión, son las razones más sólidas, y por qué otras no lo son tanto. Es probable que haya una cierta escala en estas motivaciones: uno empieza diciendo que eso de la RS es un sinsentido en nuestro sistema capitalista actual; luego entiende que hay algunas acciones que pueden dar buenos resultados, económicos o de otro tipo; luego va aprendiendo a hacer bien esas cosas, y va dándose cuenta de que su manera de dirigir es ahora distinta, de que sus empleados tienen otro talante, que sus clientes dicen otras cosas de sus productos y de sus métodos de venta…: está aprendiendo a dirigir bien.
Los Comentarios de la Cátedra son breves artículos que desarrollan, sin grandes pretensiones académicas, algún tema de interés y actualidad sobre Responsabilidad Social de las Empresas.
Antonio Argandoña es Profesor Emérito de Economía del IESE.
Profesor, no me queda otra que quitarme el sombrero con las últimas entradas que nos ha traido a este pequeño gran espacio.
Saludos
Gracias por estas entradas últimas muy gratificantes y ciertas, profesor. Me permiten además, recoger algo (entre líneas diría yo) y es que el itinerario muestra la naturaleza contra-variante de los procesos RS. Un ejemplo es el impuesto a las ventas que permanece en el largo. Pero es cíclico como todos los números, aunque no sea evidente a primera vista. Por analogía puede entenderse mejor. Y quizá es el único modo de expresar esto por razones históricas y porque la analogía está a un nivel superior al concepto (esto es de Polo). En la física es donde los números se han estudiado mejor y con buenos resultados. Uno de ellos es el gravitón que antes, se llamaba ley de la gravedad. Es una partícula cíclica que vale igual (bueno … esto ya no es así y en realidad nunca fue constante tampoco) en todo el mundo. Pero ya se sabe que tiene un ciclo y aunque sea de años-luz, se puede saber y medir como se hizo recién en abril de este año. Lo mismo vale para todos los números. Parecen reales y constantes, pero son complejos y por ello, cíclicos: SIEMPRE. Aunque no lo parezcan. Disculpe la sinceridad, pero esto es cierto para todos los números y lo descubrieron Hamilton y Lagrange a mediados del XIX.