La verdad está en crisis

Hace unos días, la prensa norteamericana aireaba la falta de verdad en los discursos de los candidatos a la presidencia del país, aunque esto no es patrimonio exclusivo de la gran nación americana, como podemos comprobar cada día en nuestro país, y en otros muchos. Lo que me llamó la atención fue la falta de reacción de los ciudadanos que, decididos a votar por su candidato, pasan por alto sus mentiras.

Y recordé un artículo del profesor Rafael Alvira en Nueva Revista, publicado hace casi un cuarto de siglo. Alvira decía que, cuando los ciudadanos no reaccionan ante la mentira, están siguiendo lo que él llamaba una «conciencia vulgar o perezosa». Es difícil conocer la verdad, ya lo sabemos. Muy difícil. Y, como «hay que vivir», lo mejor es renunciar a la verdad. La vida no puede esperar, de modo que quedémonos con lo que tenemos, aunque sea mentira. Alvira señala los riesgos de esa actitud: por ejemplo, cierra el camino a toda reflexión, a todo diálogo serio, porque… yo ya sé todo lo que necesito saber, no tengo necesidad de buscar.

Alvira hace notar que hay otra forma de conciencia «perezosa», esta amparada en una fe aceptada sin más,»sin entrar en mayores dibujos ni profundizaciones», una fe religiosa o laica, de izquierdas o de derechas. De nuevo, ya tengo todo lo que necesito, no he de seguir buscando.

Y más adelante señala que el origen último de esa conciencia perezosa es el sentido negativo de nuestra presunta relación con la verdad: no puedo alcanzarla, no tengo ninguna posibilidad, o sea que… dejémoslo estar. La verdad como cumplimiento, como plenitud, no existe; ¡vivan las frases hechas, los slogans, las mentiras de los políticos y los medios de comunicación! Al final, lo que queda es «la dialéctica inevitable del poder -y poder totalitario- que una idea de libertad sin apoyo lleva consigo. Si no hay verdad, no hay criterio para la propia acción. En esas condiciones, el que no busca imponerse es un tonto«. O sea, el Estado totalitario (a menudo con la dictadura de la mayoría).

A mí me sigue pareciendo que la verdad tiene algo que nos llama la atención, y que es capaz de convencer a los que la escuchan con un minimo de sencillez de conciencia. Por ejemplo, frente al argumento de que tal cosa es un derecho (la educación gratuita, generalizada y de calidad; la sanidad para todos y sin pagar y con los mejores adelantos técnicos; la vivienda amplia y barata para todos; el trabajo para todos con un salario digno, etc.), hay que ayudar a los ciudadanos a hacer une reflexión sobre estos temas, para que se acerquen a la verdad, que no consiste en negar ese derecho, sino en ponerlo en el marco de las posibilidades, los deseos y los conflictos de una sociedad plural.

3 thoughts on “La verdad está en crisis

  1. Estimado Antonio, fenomenal artículo de Rafael Alvira, renunciar a la verdad o crear nuestra propia verdad, con objeto de vivir cómodamente es frecuente hoy en día en nuestra sociedad, nos resulta duro buscar y seguir a quién verdaderamente tiene la verdad ya que muchas de nuestras prácticas están en contra de la verdad.
    Saludos,

  2. Desde mi punto de vista, son muy pocos los candidatos que cumplen con las promesas que en tiempo de campaña hacian, sin embargo rescato que hay algunos que procuran cumplir con su mayoria, lastima que ese no sea el caso de los «lideres» de mi pais Colombia

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