Sí, no es un error: sostenibilidades, en plural. Y no solo las tres que salen siempre, sino más. Lo dije hace unos días en una conferencia que hice, invitado por la Fundación Edad&Vida, ante un grupo de directivos, principalmente de Responsabilidad Social (RS) o temas afines, que iban a contar los proyectos que ellos estaban impulsando. Y les dije que la RS debe contribuir a las sostenibilidades relevantes para la empresa. Y mencioné varias.
- Económica. La primera, porque si la empresa pierde dinero, apaga y vámonos; las demás sostenibilidades no se aguantarán, y la empresa responsable y sostenible acabará cerrando. Si la RS pone en peligro la cuenta de resultados, ciérrala. O mejor, revísala: seguro que te has equivocado.
- Psicológica, emocional, social… no encontré un nombre adecuado. En definitiva, es lo que lleva a decir a tus propietarios (¡los primeros en dar su opinión, que por algo tienen la sartén por el mango!), directivos, empleados, socios, clientes, proveedores…: esta es una buena empresa; que Dios le dé larga vida… Sería también legitimidad, aceptación, reputación, ser bueno y parecerlo…
- Medioambiental. Porque lo pide la sociedad y porque es pura rentabilidad (macro, de todos, no solo de tu empresa: si nos cargamos el planeta, ya podemos ganar dinero y tener reputación, que no nos servirá de nada).
- B. Porque si la empresa no es un lugar de convivencia sana, en que la gente aprende a hacer las cosas bien, a no hacer daño a otros, a mejorar como personas, a salir del trabajo con una sonrisa y ganas de ser mejor… esto no puede acabar bien.
Acabé recordando a aquellos directivos que la empresa es un sistema social vivo y complejo, con muchos objetivos y restricciones (¡ay cuando nos olvidamos de las restricciones!), y con muchas motivaciones. Dirigir es conseguir que unas cuantas personas hagan lo que deben hacer porque quieren hacerlo, porque eso es lo bueno para ellos y porque eso es bueno para la empresa, para sus compañeros, para sus clientes, para la sociedad… y que lo hagan porque lo quieres tú. ¿Difícil? A nadie la pagan sueldos con muchos ceros para hacer cosas fáciles (bueno, a alguno le dan el dinero, pero le damos otro nombre).
Muy buen artículo. La sostenibilidad de la empresa es algo que hay que cuidar al máximo. Gracias por compartir!
Antonio, Me encanta tu blog te sigo desde hace tiempo y por fin me animo a comentar, muy interesante el post. No habría que considerar como un tipo de responsabilidad social la ejecución de la actividad productiva (ya sean servicios o bien productos) en la medida que ellos traigan un bien a la comunidad?. Atentamente.
De acuerdo. Lo que pasa es que hemos pensado que eso de ganar dinero produciendo bienes y servicios útiles no es algo digno, y pedimos a las empresas que vayan más allá, que añadan responsabilidades nuevas. Y, claro, nos hemos perdido. Gracias por tu comentario
La sostenibilidad es un tema delicado, más si hablamos del tema del turismo. En España, el arte urbano en Madrid está ayudando a la sostenibilidad de la ciudad de manera increible.
Estoy de acuerdo con lo que expone el profesor, hay que cuidar las empresas y autonomos son las que mantiene el tejido productivo, cuanto vas ventajas les demos a nivel de impuestos mejor. información muy interesante para el trabajador https://pedirvidalaboralhoy.org
Totalmente de acuerdo. La sostenibilidad y la responsabilidad social deberían ser son los principales incentivos de cualquier empresa.
Gran ejemplo de la más alta sincronía profesor Argandoña. Es como la música, que tiene relaciones cuantitativas (hasta logarítmicas: Bach S XVIII; calculadas gracias a Napier S XVI) pero el sonido es celestial y hasta ahora, inexplicablemente técnico. Encima de todo esto, hay millones de formas de conseguir esos sonidos (una por cada uno supongo y los angelitos también entran en esta sinfonía) que lo hacen más interesante. Todo empezó cuando Pitágoras asimilo un triángulo rectángulo a las longitudes generadoras de dichos sonidos. Ya no se trata de tiempo, ni de espacio; sino de ciclos. Quizá eso fue lo que impresionó a Quesnay
Muchas gracias Antonio Argandoña, un placer volver a leerle. Tener en cuenta la sostenibilidad y el desarrollo de una empresa es una opción de futuro sin duda.