No me interesan tus regalos

Bueno, tengo todo el derecho del mundo a negarme a recibir tus regalos. Pero quizás vale la pena que me lo piense dos veces. Hace unos días, un conocido propietario español ofreció a los servicios de salud de las Comunidades Autónomas una generosa donación para adquirir materiales valiosos y caros con los que luchar contra el cáncer. Algunas de esas entidades dijeron que no deseaban esa donación, alegando que no necesitaban limosnas para adquirir unos materiales que el gobierno tenía obligación de proporcionarles, y que la cooperación del sector privado no les parecía necesaria ni oportuna para hacer frente a algo que formaba parte del derecho de los ciudadanos a una atención médica adecuada y moderna -y, por supuesto, pública.

No voy a entrar en esos argumentos. Pero sí quiero constatar que está bastante extendida en nuestra sociedad la idea de que ciertos derechos de los ciudadanos deben ser atendidos, sí o sí, y atendidos por los fondos públicos, no por la limosna privada, y atendidos por funcionarios públicos, que no sé si pertenecerán a otra raza distinta de la de los trabajadores privados. No estaría de más recordar que los fondos públicos provienen de los mismos bolsillos privados, por la vía coactiva. Pero tampoco quiero entrar en ese debate.

Quería referirme a otra cosa: hay gente que no se deja querer. Bueno, hay amores que matan, de modo que quizás hacen bien. Pero rechazar al que da puede significar rechazar el don. Y esto tiene mayores consecuencias, porque se desnaturaliza el don, se convierte en algo indiferente, e incluso molesto, de modo que el que da se siente menospreciado, el que recibe se cierra y todos perdemos. Y esto forma parte de la deriva individualista de nuestra sociedad. 

Hay muchas manifestaciones de esto. Si se cruza por la calle con un niño pequeño con su madre o con su padre, no se le ocurra hacer un gesto que sugiera una caricia, porque se puede llevar un chasco. Por lo menos, pensarán que usted es un pederasta o que tiene intenciones perversas. Y pueden tener razón. Pero no dejo de pensar que lo que deseamos es vivir nuestra vida, ajenos a los demás, con el mínimo de contacto posible… Individualistas, ya lo he dicho. ¿Dónde radica la cohesión de esa sociedad? En el intercambio de bienes y derechos, en el mercado o fuera de él, pero no en bienes comunes compartidos. ¡Vaya!

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6 thoughts on “No me interesan tus regalos

  1. Estimado Antonio: Será difícil zanjar el debate sobre lo público y lo privado, a pesar de que tanto tanto lo público como lo privado puede ser bueno o malo. Como bien sabemos lo importante son las personas y deseo que llegue el día donde lo público, lo privado, lo cooperativo…, sea evaluado por los usuarios, clientes y sociedad, en base a sus aportaciones y bien que producen.
    Saludos,

  2. Este tema ha originado grandes controversias y en realidad todas las partes tienen su porción de razón. Creo que es de agradecer que un empresario done parte de su dinero a la sanidad o a las becas a estudiantes, sin entrar en cuanto le desgrava o como sale la cuenta al final. Pero por otro lado, no se puede dejar que un bien social dependa de donativos privados en un pais como el nuestro, con una economía del primer mundo ( diferente sería en Somalia, por poner un ejemplo), por varias razones. Una de ellas es que la decisión de en qué invertir debe ir ligada a las necesidades y la eficiencia de las acciones, según estudios científicos, no a lo que a un particular le parezca oportuno en un momento dado.
    En lo que discrepo del artículo es en la relación de este caso con la invidualidad. Más bien al contrario. La gente que lo rechaza es precisamente porque cree en bienes sociales compartidos, en recaudar impuestos y destinarlos al bien comun, sin depender de acciones INDIVIDUALES, generosas, sí, pero aleatorias.
    Y, ¡ vaya la de vallas que he tenido que saltar para leer los comentarios previos!
    Un saludo

  3. Impresionante hasta donde pueden llegar el orgullo y la soberbia…esa donación o como la quieran llamar habría salvado muchas vidas.
    Quienes han dicho NO, en algún momento de su vida quizás necesiten esas máquinas para curarase…no lo han pensado.
    Desde aquí, muchas gracias al Empresario que todos conocemos, y a Usted Profesor por publicar este artículo.

  4. Muy buen articulo, me recuerda a la vez que me regalaron cloruro de magnesio. Al principio me extrañe, pero los beneficios del cloruro de magnesio son increibles. Lo recomiendo bastante, un saludo y que valla genial.

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