Aquí todos contamos

Sí: en la Responsabilidad Social (RS) contamos todos. Ya he dicho algunas veces que la RS es una responsabilidad personal y colectiva, compartida y recíproca. Porque la empresa es -lo he dicho ya muchas veces- una comunidad de personas, que incluye a propietarios (¿por qué a menudo los dejamos fuera?), directivos y empleados, pero también proveedores, distribuidores, clientes, comunidad local… Con distintos niveles de responsabilidad, claro: los que más tienen son los propietarios, que hacen posible que todo lo demás funcione, y los directivos, que les representan y que asumen la tarea de dirigir la empresa. Y luego, los empleados, claro. Y ahora hablaré un poco más de estos.

Responsabilidad personal, decía. Porque cada persona es responsable de algo, de su tarea concreta, y de compartir la tarea de los demás. Colectiva, porque todos estamos en el mismo barco: si mi empresa hace algo mal, yo no puedo mirar hacia otro lado. Claro que quizás yo no puedo hacer nada, porque estoy lejos del problema, o porque no tengo conocimiento, o porque no tengo capacidad. Pero responsabilidad colectiva. Compartida: no en el sentido jurídico, de que los empleados puedan tener que responder de los desaguisados de la organización, sino en el sentido de que todos debemos sentirnos responsables al mismo tiempo. Y recíproca: si la empresa tiene responsabilidades con los empleados, estos las tienen también con aquella: tú me das órdenes y me pagas, yo trabajo y cumplo con mis deberes. Me sorprende la escasa sensibilidad de los sindicatos (y de muchos empleados) respecto de lo que ellos hacen mal…

Si esto es así, se entiende el título de esta entrada: en la empresa todos contamos, a la hora de la RS. El llamado diálogo de stakeholders tiene que ver con esto. Pero no hace falta mucha formalidad. Si estamos haciendo o revisando el código de conducta de la empresa, lo menos que podemos hacer es preguntar a los vendedores qué problemas encuentran en su actividad, cómo ven ellos su responsabilidad en esto y -muy importante- qué piensan ellos que pueden hacer.

Claro que contar con los empleados significa estar dispuestos a permitir que nos hagan salir los colores. Porque, tarde o temprano, nos recordarán las irresponsabilidades sociales corporativas que estemos cometiendo. Pero lo peor sería, en ese caso, disimular, o echar la culpa a otros, o tomar represalias. Recordemos: responsabilidad personal y colectiva, compartida y recíproca.

Los Comentarios de la Cátedra son breves artículos que desarrollan, sin grandes pretensiones académicas, algún tema de interés y actualidad sobre Responsabilidad Social de las Empresas.

Antonio Argandoña es Profesor Emérito de Economía del IESE.

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